Un día imborrable en la memoria de un escritor, al encontrarse no sólo con un grupo de lectoras que ofrecen nuevas perspectivas a Alas de Amapola, sino el placer de volver a encontrarnos en Jerez para degustar un café entorno a una obra que nos une.
Carmen... gracias por dejar asomarme a los más profundo de aquellos inconmesurables ojos verdes y haber encontrado los sueños que me dan tu amistad.
Gracias por ofrecerme tus alas y permitirme volar.
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