domingo, 31 de octubre de 2021

...su mirada...


            Los recuerdos, las palabras, se detienen en ese momento en el cual estás moviendo la cucharilla en el espacio íntimo de ese mundo de aguas turbias que se encuentra acotado por paredes blancas. Un tintineo hueco y te das cuenta de que no has vertido en su interior nada para endulzar ese instante de implacable nostalgia.

Rasgas una superficie de papel y de entre tus dedos, una sustancia nívea se desliza por una superficie metálica hasta cubrir con su fino manto aquel espacio que sólo tu mirada puede ver y tus manos abarcar, todo tu interior queda cubierto de una pequeña capa blanca que te traen recuerdos.

Cierras lo ojos y alzas aquel cuerpo metálico con cuidado, espumas y motas blancas se confunden entre tus labios, sonríes y tus ojos se abren sobre aquellos otros que no te ven.

 

El aroma a café asciende entre girones de nieblas blancas que se esparcen por el aire embriagándolo y la mañana ofrece olores a preticor, que se funden y llegan a introducirse en lo más profundo de nuestras almas.

 

Aún quedan algunas gotas por caer y repiquetear sobre el empedrado gris de la calle, mientras las manos ciernen con más fuerza ese pequeño y sutil objeto blanco que deja escapar de su seno nubes difuminadas que desea inspirar con ansia. Su calor contracta con el gélido aliento del alba.

El teatro en el que nos encontramos muestra una escena velada y todo se rodea de un ambiente pintado con un lápiz de grafito que deja poco espacio en blanco y ninguno en otro color.

 

Mis párpados se abren, mis pupilas se dilatan y mis ojos miran esos otros que sé que no me ven, aunque esté observando fijamente este rincón de la calle en el cual me encuentro sentado, observando cómo mira tras la ventana, apartando levemente las cortinas.

No, ya no me ve, me pidió que saliese de su vida, cuando unas palabras antes me rogaba que nunca saliese de ella, me preguntaba dónde me había metido durante toda su vida, dónde había estado…

…me invitó y ahora puedo estar tras esos hombros, mirándola en el reflejo del espejo que está a su espalda. No se ha dado cuenta, nunca se dará cuenta de lo cerca que estoy, pero he de respetar su palabra, he de respetar su decisión, nunca más me verá. Nunca más me sentirá aunque yo soy ese aliento que necesita inspirar para tomar calor, quien la arropa por la noche, quien cuida de sus sueños, quien cuida de sus hijos. Sí, estoy junto a su piel y su alma, aunque no me vea, aunque no lo desee, mi silencio es por ella y por él.

¿Quién es él?

Él son sus miedos, su terror, sus monstruos, los que le han acompañado a lo largo de casi toda su vida, pero no se puede imaginar lo cerca que están, pero de entre todos, hay uno que vive y mora más allá del miedo, a él es a quien vigilo, a él es a quien ofrezco mi tiempo, a él es a quien he de llevarme a la oscuridad, más allá del silencio, más allá del olvido.

¿Quieres saber quién es?

Él es quien te ha pegado delante de tus hijos, quien te ha humillado con palabras silenciosas, quien te ha mentido, quien te ha despreciado en público, quien te ha violado, quien dice que te quiere, quien desea que vivas día a día en tu muerte imperecedera… ese monstruo aún permanece vivo en su mente, ese monstruo es el que yo persigo, al que espero para destruir…

 

Ahora ya sabes lo que es el miedo, lo que es el terror, te lo acabo de describir… yo espero su venida y poder visitar en cada una de sus noches, sus sueños, y ante todo, su alma, desde hoy para siempre.

 

No te preocupes, no soy un monstruo, sólo soy una sombra que está junto a ti, aunque no me veas, ni me sientas.

 ⸺Creo que tengo que decirte amigo mío, que desde pequeño he visto cosas que no entendía, con el tiempo fui comprendiéndolo, aunque nunca fue fácil, como ahora, no es fácil decirte amigo mío… de que estás muerto. ¿No te has dado cuenta de que nadie te ve, de que nadie te percibe? ⸺pudo observar como su amigo le sonreía.

⸺Amigo mío, mira el café, sólo nos han puesto uno, yo sólo soy una sombra, pero aún así pueden verme, somos amigos desde hace muchos años y nadie lo cambiará, pero, no te has dado cuenta de que todo para ti siempre sigue siendo igual, de que nada ha cambiado, de que nadie te habla ni te percibe… mi viejo amigo, tú eres quien murió cuando éramos niños, pero no te importe, seguimos siendo amigos y ahora ella necesita nuestra ayuda.

  

Vuelve a asomarse a la ventana, sus ojos son oscuros, profusamente oscuros, al igual que la noche, en lo más profundo de sus pupilas me veo reflejado… me doy cuenta… de que aún me ama…

 

⸺¿Si eres una sombra y no estás muerto, y tampoco estás vivo… quién eres?


Quedan reservados todos los derechos de la propiedad intelectual.


domingo, 3 de octubre de 2021

...alegría...

 

Alegría
 
            Una madre y su hija están jugando en el desván de la casa, lo que ella ha convertido en un acogedor estudio, donde poder dedicarse con tranquilidad, no a su profesión, sino a algo que ama… pintar.
 
            La luz entra por un tragaluz superior y por un gran ventanal desde donde poder ver la ciudad y el mar, ese al cual necesita y le dedica parte de su vida.
 
            Está con los pies descalzos, sintiendo la madera bajos sus pies, mientras su hija busca constantemente a su madre para hacerla cómplice de sus juegos, ella accede, y una sonrisa estridente invade la estancia, mientras unos labios rojos, muy rojos dejan suspendidos sobre ellos una enorme sonrisa. 
 
⸺¡¿Mamá, los caballitos de mar vuelan?!
⸺¡No! ⸺dijo la madre con una leve sonrisa contenida en sus labios.
 
            Antes de proseguir, he de describir como se encuentran madre e hija, la pequeña está sobre los pies de su madre, mientras ella está tumbada de espaldas sobre el suelo, con las piernas extendidas, mientras su hija se encuentra sobre sus pies… está volando.   
 
            Alguna vez te has preguntado por la felicidad de un@ niñ@.
 
            Hasta que la pequeña…
 
⸺¡Mamá, los caballitos de mar sí vuelan!
⸺¡No!, que cosas tienes, de dónde has sacado esa idea.
⸺De él.
⸺¿De quién?
⸺De él, ahí hay uno.
 
            La madre detiene su balanceo y mira a su hija, para luego girar la cabeza y observar con atención el lugar que le indica la niña.
 
⸺¡No hay nada cariño! ⸺afirma la madre.
⸺¡Sí mamá!, está ahí, ¿no lo ves?
⸺¡No… ahí no hay nada mi pequeño amor!
⸺¡Mamá, ahí hay un caballito de mar! ⸺dice la hija un tanto desesperada.
⸺¿Dime que tengo que ver?, descríbemelo.
⸺Es una caballito de mar que flota en el aire. Es de color rojo con unos brillantes ojos transparentes de la misma tonalidad que nos miran fijamente, aunque está suspendido en mitad de la habitación, mientras mueve lentamente unas preciosas alas transparentes de libélula, que irradian cientos de colores mientras se agitan. De su dorso sale una larga aleta que fluctúa con mucha elegancia, como si el aire de la habitación estuviera lleno de agua, pero aquí no hay, y él parece que está dentro del mar, aunque yo no pueda verlo.
 
La madre gira la cabeza intentando ver todo lo que le rodea.
 
⸺¡No hay nada! ⸺alude.
⸺¡Mamá!, está ahí, junto a ti.
 
            La madre abre mucho sus ojos verdes y extiende la mano intentando alcanzar algo que para ella no existe.
 
⸺Te das cuenta, aquí no hay nada. ⸺le asegura mientras mueve la mano y ve como su hija gira rápidamente la cabeza en dirección al vano existente en la pared y que se encuentra cubierto por una sustancia transparente.
⸺No mamá, ya no está ahí, está junto a la ventana.
 
            La madre alza ligeramente la cabeza sin conseguir ver nada, pero ahora es el rostro de su hija el que le llama la atención, ya que ve como abre la boca, como cuando alguien ve algo que le impresiona, para un instante después poner un rostro de horror.
 
            Antes de que su madre pueda decirle nada, alcanza a ver de reojo en el reflejo del tragaluz como junto a la ventana hay un caballito de mar rojo con alas, que les mira fijamente con sus ojos translúcidos.
 
            La madre se gira tan rápido, que su hija queda suspendida en el aire por unos instantes, en vez de caer, a lo que vuelve a colocar sus pies bajo su vientre… pero se ha dado cuenta de que no se ha caído, se ha quedado por unos instantes suspendida en el aire.
 
⸺¿Qué estás mirando? ⸺su hija le señala un punto indeterminado en la habitación, un lugar que está junto a ella⸺. ¡No veo nada, no me asustes!
⸺Está ahí mamá.
⸺¿Quién está ahí?
⸺¡El monstruo!... ⸺la madre toma a su hija entre sus brazos, protegiéndola en su regazo⸺.
⸺Mamá, dice que no le tengas miedo. ¿Dónde está?
⸺Junto a ti mamá ⸺la madre extiende su brazo y tienta algo parecido a una mano, aunque más bien parezca una enorme garra⸺.
⸺Mamá te dice que no le tengas miedo. ⸺le dice, al mismo tiempo que aparta su mano con pánico. ⸺¡Apártate, apártate de él, es un monstruo!
⸺Mamá, mamá, no, no es un monstruo, es un niño pequeño… Mamá, me dice que te tranquilices, no nos va a hacer ningún tipo de daño.
⸺¿Pregúntale quién es, qué es? ⸺le dice con nerviosismo.
⸺¿Es qué?, no es un monstruo mamá, es un niño pequeño, toma esa forma para que la gente lo deje tranquilo, para que nadie lo moleste.
⸺Pregúntale qué quiere.
⸺Me está señalando.
⸺No, a mi hija no. ⸺dice la madre mirando hacia todos lados, mientras están sentadas en el suelo rodeando a su hija con los brazos.
 
            Una voz gutural, estridente, hueca y desgarradora se puede escuchar casi como si fuese un susurro.
 
⸺No te la quiero quitar, sólo vengo a hablar con ella y contigo, necesitamos su alegría.
⸺¿Qué necesitas? ⸺le pregunta la madre todavía con algo de miedo y curiosidad.
⸺¡Alegría!
⸺¿Cuál es tu nombre?
⸺No tengo nombre y si lo tuviera él no tiene importancia.
⸺¿Quién eres?
⸺Sólo una sombra.
⸺¿Qué quieres?
⸺Ya te lo he dicho, alegría.
⸺¡¿Alegría… sólo alegría?!
⸺¡Sí… alegría! ⸺lo pronuncia lentamente haciendo hincapié en cada letra.
⸺¿Y por qué quieres alegría?
⸺La necesitamos.
⸺¿Para qué?
⸺Para el hoy y para el mañana.
⸺¿Por qué mi hija?
⸺Porque tu hija es muy importante.
⸺¿Por qué es tan importante para ti?
⸺Porque ella es la alegría y la necesitamos en «El valle de las amapolas negras». ⸺El monstruo se acerca y toca levemente el dedo índice de la pequeña.
⸺¡Mamá… mamá… mamá! ⸺pronuncia mientras su voz se apaga en un susurro⸺. ⸺¡Mamá!, es un lugar precioso.
⸺¿Qué le estás haciendo a mi hija?
⸺Mamá, estoy en un valle lleno de flores y árboles que son de múltiples colores, dependiendo de cómo les dé el sol, así es su color… y hay caballitos de mar volando… mamá, está lleno de niñas y niños.   
 
            La madre no dejaba de mirar los ojos de su hija, ya que los tiene muy abiertos y en lo más profundo de su pupila puede ver todo lo que ella le está describiendo. La sombra ahora toca a la madre con uno de sus dedos…ella comienza a percibir aromas de flores, de lugares y al final la imagen de aquel valle. El monstruo aparta su piel de las de ellas…
 
⸺¿Qué necesitas de nosotras? ⸺le dice la madre al monstruo.
⸺De tu hija necesitamos su alegría y de ti, tu sonrisa.
⸺¿Para qué?
⸺Para que no se olviden…
⸺¿En dónde?, en todas aquellas personas que os rodean. Allí enseñamos y aprendemos lo que no puede ser olvidado, y no puede ser olvidada la sonrisa de una madre y la alegría de una hija. ⸺les dice mientras su silueta ahora se iba haciendo más visible.
 
La sombra es terrible, su voz es estremecedora y su mirada es oscura y siniestra, más que la noche.
 
⸺¿Cómo te podemos ayudar? ⸺le pregunta la pequeña, mientras el caballito de mar se acerca y se posa junto a su mano.
⸺Creo que le gustas, se siente cómodo contigo. ⸺se puede ver como el caballito alado se posa sobre su mano, mientras está aferrada a una amapola de un rojo intenso, no se podía distinguir dónde empieza uno y finaliza el otro. ⸺Van juntos, creo que quieren quedarse contigo. A lo largo de los próximos años yo seré para ti un recuerdo que se entremezclará con tus sueños, pero un día sencillamente me llamarás y yo vendré.
⸺¿Por qué te voy a olvidar, para qué te llamaré?
⸺Es necesario que me olvides y me llamarás cuando me necesites, entonces yo vendré y enseñarás alegría en «El valle de las amapolas negras».
⸺¿Y yo, cuándo iré? ⸺inquiere la madre con estupor.
⸺¡Mamá!, tú me has llamado y he venido lo antes que he podido.
⸺Yo no te he llamado.
⸺Sí… me has llamado… me has llamado con tu corazón, no con tu voz, a tu corazón sí lo escucho, a tu voz no. Tu corazón es pequeño, es el de una niña pequeña, él pertenece a «El valle de las amapolas negras».
⸺¿Y por qué te he llamado?
⸺Por la niebla que te rodeaba, aunque tú sola has salido de ella, te derrumbaste una vez ya fuera, te costaba avanzar, respirar, yo sólo soy esa mano amiga que te conduce a tu camino para luego marchar y ver como tú caminas sobre ese día de mañana que sólo te pertenece a ti… y en ese futuro estás tú enseñando a sonreír. ⸺Le dice el monstruo que ahora se ve como una sombra.
⸺Creo que te he entendido, siempre estarás ahí, cuidándonos sin ser visto, protegiendo nuestras vidas y nuestros sueños, pero lo que a mí más me importa es que siempre la vas a estar cuidando a ella, siempre la estarás velando. ⸺la sombra asiente y la madre se acerca a ella dándole un beso en el rostro⸺.
 
La tarde entrega sus primeras gotas de lluvia, dejándolas caer tras los cristales de los altos ventanales, creando surcos que la pequeña sigue con el dedo mientras un caballito de mar volador y de color rojo hace que ellas corran en camino inverso o se asomasen tras el cristal.
 
La madre toma la mano de la sombra, hablan como viejos amigos, mientras la tarde avanza al otro lado de la calle, y las luces de las farolas se encienden y el cielo se cubre de un azul metálico.
 
 
Alegría
 
…es la sonrisa de una niña…
…es una palabra amable…
… un sentimiento alegre…
… un sueño de vida…
…un corazón enamorado…
…la sonrisa de tu hija…
…eso es Alegría…


A ellas.


Quedan reservados todos los derechos de la propiedad intelectual. 




"alas de amapola" en "The Floor", el nuevo programa de Antena 3 presentado por Manuel Fuentes.

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