Una madre y su hija están jugando en
el desván de la casa, lo que ella ha convertido en un acogedor estudio, donde
poder dedicarse con tranquilidad, no a su profesión, sino a algo que ama…
pintar.
La luz entra por un tragaluz
superior y por un gran ventanal desde donde poder ver la ciudad y el mar, ese
al cual necesita y le dedica parte de su vida.
Está con los pies descalzos,
sintiendo la madera bajos sus pies, mientras su hija busca constantemente a su
madre para hacerla cómplice de sus juegos, ella accede, y una sonrisa
estridente invade la estancia, mientras unos labios rojos, muy rojos dejan
suspendidos sobre ellos una enorme sonrisa.
⸺¡¿Mamá,
los caballitos de mar vuelan?!
⸺¡No!
⸺dijo la madre con una leve sonrisa contenida en sus labios.
Antes de proseguir, he de describir
como se encuentran madre e hija, la pequeña está sobre los pies de su madre,
mientras ella está tumbada de espaldas sobre el suelo, con las piernas
extendidas, mientras su hija se encuentra sobre sus pies… está volando.
Alguna vez te has preguntado por la
felicidad de un@ niñ@.
Hasta que la pequeña…
⸺¡Mamá,
los caballitos de mar sí vuelan!
⸺¡No!,
que cosas tienes, de dónde has sacado esa idea.
⸺De
él.
⸺¿De
quién?
⸺De
él, ahí hay uno.
La madre detiene su balanceo y mira
a su hija, para luego girar la cabeza y observar con atención el lugar que le
indica la niña.
⸺¡No
hay nada cariño! ⸺afirma la madre.
⸺¡Sí
mamá!, está ahí, ¿no lo ves?
⸺¡No…
ahí no hay nada mi pequeño amor!
⸺¡Mamá,
ahí hay un caballito de mar! ⸺dice la hija un tanto desesperada.
⸺¿Dime
que tengo que ver?, descríbemelo.
⸺Es
una caballito de mar que flota en el aire. Es de color rojo con unos brillantes
ojos transparentes de la misma tonalidad que nos miran fijamente, aunque está
suspendido en mitad de la habitación, mientras mueve lentamente unas preciosas
alas transparentes de libélula, que irradian cientos de colores mientras se
agitan. De su dorso sale una larga aleta que fluctúa con mucha elegancia, como
si el aire de la habitación estuviera lleno de agua, pero aquí no hay, y él
parece que está dentro del mar, aunque yo no pueda verlo.
La madre gira la cabeza intentando ver
todo lo que le rodea.
⸺¡No
hay nada! ⸺alude.
⸺¡Mamá!,
está ahí, junto a ti.
La madre abre mucho sus ojos verdes
y extiende la mano intentando alcanzar algo que para ella no existe.
⸺Te
das cuenta, aquí no hay nada. ⸺le asegura mientras mueve la mano y ve como su
hija gira rápidamente la cabeza en dirección al vano existente en la pared y
que se encuentra cubierto por una sustancia transparente.
⸺No
mamá, ya no está ahí, está junto a la ventana.
La madre alza ligeramente la cabeza
sin conseguir ver nada, pero ahora es el rostro de su hija el que le llama la
atención, ya que ve como abre la boca, como cuando alguien ve algo que le
impresiona, para un instante después poner un rostro de horror.
Antes de que su madre pueda decirle
nada, alcanza a ver de reojo en el reflejo del tragaluz como junto a la ventana
hay un caballito de mar rojo con alas, que les mira fijamente con sus ojos
translúcidos.
La madre se gira tan rápido, que su
hija queda suspendida en el aire por unos instantes, en vez de caer, a lo que
vuelve a colocar sus pies bajo su vientre… pero se ha dado cuenta de que no se
ha caído, se ha quedado por unos instantes suspendida en el aire.
⸺¿Qué
estás mirando? ⸺su hija le señala un punto indeterminado en la habitación, un
lugar que está junto a ella⸺. ¡No veo nada, no me asustes!
⸺Está
ahí mamá.
⸺¿Quién
está ahí?
⸺¡El
monstruo!... ⸺la madre toma a su hija entre sus brazos, protegiéndola en su
regazo⸺.
⸺Mamá,
dice que no le tengas miedo. ¿Dónde está?
⸺Junto
a ti mamá ⸺la madre extiende su brazo y tienta algo parecido a una mano, aunque
más bien parezca una enorme garra⸺.
⸺Mamá
te dice que no le tengas miedo. ⸺le dice, al mismo tiempo que aparta su mano
con pánico. ⸺¡Apártate, apártate de él, es un monstruo!
⸺Mamá,
mamá, no, no es un monstruo, es un niño pequeño… Mamá, me dice que te tranquilices,
no nos va a hacer ningún tipo de daño.
⸺¿Pregúntale
quién es, qué es? ⸺le dice con nerviosismo.
⸺¿Es
qué?, no es un monstruo mamá, es un niño pequeño, toma esa forma para que la
gente lo deje tranquilo, para que nadie lo moleste.
⸺Pregúntale
qué quiere.
⸺Me
está señalando.
⸺No,
a mi hija no. ⸺dice la madre mirando hacia todos lados, mientras están sentadas
en el suelo rodeando a su hija con los brazos.
Una voz gutural, estridente, hueca y
desgarradora se puede escuchar casi como si fuese un susurro.
⸺No
te la quiero quitar, sólo vengo a hablar con ella y contigo, necesitamos su
alegría.
⸺¿Qué
necesitas? ⸺le pregunta la madre todavía con algo de miedo y curiosidad.
⸺¡Alegría!
⸺¿Cuál
es tu nombre?
⸺No
tengo nombre y si lo tuviera él no tiene importancia.
⸺¿Quién
eres?
⸺Sólo
una sombra.
⸺¿Qué
quieres?
⸺Ya
te lo he dicho, alegría.
⸺¡¿Alegría…
sólo alegría?!
⸺¡Sí…
alegría! ⸺lo pronuncia lentamente haciendo hincapié en cada letra.
⸺¿Y
por qué quieres alegría?
⸺La
necesitamos.
⸺¿Para
qué?
⸺Para
el hoy y para el mañana.
⸺¿Por
qué mi hija?
⸺Porque
tu hija es muy importante.
⸺¿Por
qué es tan importante para ti?
⸺Porque
ella es la alegría y la necesitamos en «El valle de las amapolas negras». ⸺El
monstruo se acerca y toca levemente el dedo índice de la pequeña.
⸺¡Mamá…
mamá… mamá! ⸺pronuncia mientras su voz se apaga en un susurro⸺. ⸺¡Mamá!, es un
lugar precioso.
⸺¿Qué
le estás haciendo a mi hija?
⸺Mamá,
estoy en un valle lleno de flores y árboles que son de múltiples colores,
dependiendo de cómo les dé el sol, así es su color… y hay caballitos de mar
volando… mamá, está lleno de niñas y niños.
La madre no dejaba de mirar los ojos
de su hija, ya que los tiene muy abiertos y en lo más profundo de su pupila
puede ver todo lo que ella le está describiendo. La sombra ahora toca a la
madre con uno de sus dedos…ella comienza a percibir aromas de flores, de
lugares y al final la imagen de aquel valle. El monstruo aparta su piel de las
de ellas…
⸺¿Qué
necesitas de nosotras? ⸺le dice la madre al monstruo.
⸺De
tu hija necesitamos su alegría y de ti, tu sonrisa.
⸺¿Para
qué?
⸺Para
que no se olviden…
⸺¿En
dónde?, en todas aquellas personas que os rodean. Allí enseñamos y aprendemos
lo que no puede ser olvidado, y no puede ser olvidada la sonrisa de una madre y
la alegría de una hija. ⸺les dice mientras su silueta ahora se iba haciendo más
visible.
La sombra es terrible, su voz es
estremecedora y su mirada es oscura y siniestra, más que la noche.
⸺¿Cómo
te podemos ayudar? ⸺le pregunta la pequeña, mientras el caballito de mar se
acerca y se posa junto a su mano.
⸺Creo
que le gustas, se siente cómodo contigo. ⸺se puede ver como el caballito alado
se posa sobre su mano, mientras está aferrada a una amapola de un rojo intenso,
no se podía distinguir dónde empieza uno y finaliza el otro. ⸺Van juntos, creo
que quieren quedarse contigo. A lo largo de los próximos años yo seré para ti un
recuerdo que se entremezclará con tus sueños, pero un día sencillamente me
llamarás y yo vendré.
⸺¿Por
qué te voy a olvidar, para qué te llamaré?
⸺Es
necesario que me olvides y me llamarás cuando me necesites, entonces yo vendré
y enseñarás alegría en «El valle de las amapolas negras».
⸺¿Y
yo, cuándo iré? ⸺inquiere la madre con estupor.
⸺¡Mamá!,
tú me has llamado y he venido lo antes que he podido.
⸺Yo
no te he llamado.
⸺Sí…
me has llamado… me has llamado con tu corazón, no con tu voz, a tu corazón sí
lo escucho, a tu voz no. Tu corazón es pequeño, es el de una niña pequeña, él
pertenece a «El valle de las amapolas negras».
⸺¿Y
por qué te he llamado?
⸺Por
la niebla que te rodeaba, aunque tú sola has salido de ella, te derrumbaste una
vez ya fuera, te costaba avanzar, respirar, yo sólo soy esa mano amiga que te
conduce a tu camino para luego marchar y ver como tú caminas sobre ese día de
mañana que sólo te pertenece a ti… y en ese futuro estás tú enseñando a sonreír.
⸺Le dice el monstruo que ahora se ve como una sombra.
⸺Creo
que te he entendido, siempre estarás ahí, cuidándonos sin ser visto,
protegiendo nuestras vidas y nuestros sueños, pero lo que a mí más me importa
es que siempre la vas a estar cuidando a ella, siempre la estarás velando. ⸺la
sombra asiente y la madre se acerca a ella dándole un beso en el rostro⸺.
La tarde entrega sus primeras gotas de
lluvia, dejándolas caer tras los cristales de los altos ventanales, creando
surcos que la pequeña sigue con el dedo mientras un caballito de mar volador y
de color rojo hace que ellas corran en camino inverso o se asomasen tras el
cristal.
La madre toma la mano de la sombra,
hablan como viejos amigos, mientras la tarde avanza al otro lado de la calle, y
las luces de las farolas se encienden y el cielo se cubre de un azul metálico.
Alegría
…es la sonrisa de una niña…
…es una palabra amable…
… un sentimiento alegre…
… un sueño de vida…
…un corazón enamorado…
…la sonrisa de tu hija…
…eso es Alegría…