Aquella historia empieza con unos inconmensurables ojos azules, los busqué y un día los encontré, aunque me confundí, quien llamaba no era quien los había pintado, sino ella, su hija, para que ayudase a su madre.
Ella sólo me pidió una cosa... que no la dejase nunca, él cumple el deseo pedido.
La pequeña Amaya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario