Cuerpos de luz, 2009. ©Mayte Vieta
Por cierto... nos vemos esta noche...
Hola, buenas noches... no, no mires para ningún lado... no, no estoy en tu casa... sí, estoy en ti... no, no te preocupes por despertarte, te dije que vendría a verte y es ahora cuando yo podría reírme de ti y no lo hago. No, no te molestes en despertarte, no lo lograrás nunca porque ya no estás dormido, bienvenido a ese lugar por del cual tanto te has reído y en el cual tú ya no tienes libertad... ahora, si lo deseas... vuélvete a reír.... espero tu sonrisa.
Si ahora crees que soy un monstruo, todavía no me has visto pero te prevengo de que aún no has visto a los demás... y no, no soy un monstruo... pero por favor... ¡sonríe!
No... no grites... no llores... no te quedes mudo... no corras... no te rasgues las vestiduras... en la oscuridad siempre estamos y de ella ya nunca podrás escapar... por favor, sonríe, sería agradable escuchar tu sonrisa ahora... te acuerdas de aquellas personas de las cuales te reías... no hace falta que me mires así, de esa misma forma te miraban todas ellas... pero sonríe por favor... no hace falta que grites y llores hasta rasgar tu garganta... bienvenido, has llegado a tu nueva morada, si crees que todo será igual... no... no... cada vez se irá sumando más y más... y ahora, por favor... ¡sonríe!
Por cierto, te acuerdas de ella, está a mi lado, te dejamos, hemos de irnos, ahora tienes muchas cosas por las cuales sonreír...
Pero por favor... ¡sonríe!
Ahora tengo que dejarte, me espera otra persona, ella, una amiga, y no olvides de sonreír.
Amiga mía, dame la mano, mírame... dame la mano... dame la mano, ten confianza... tranquila y toma mi mano... vamos... este no es tu lugar...
Siempre me ha encantado tu mirada... no, no tengas miedo, el camino es corto y si te apetece podemos hablar sobre algo... no, ya nunca más estarás perdida, por eso he venido a por ti... no te preocupes por la oscuridad, el amanecer está cercano y mientras hablamos llegaremos a él... por cierto, me encanta tu sonrisa y la voz de tu alma...