Gracias Eva por la sinceridad de tus palabras y la
sensibilidad mostrada en la lectura de "Alas de Amapola".
No sorprendería yo demasiado si os recomendara un cuento, pero quizá sí lo haga si os digo que hay historias que convierten lo efímero en eterno.
Así pues, os confiaré esta historia porque es de las buenas de las que exhuman intimidad y porque puede envolver el sueño de un niño o desplegar los ojos del que sabe que creció.
La resaca de un cuento como éste te revela que el mundo cuando se hiela es simplemente porque no miramos con los ojos, o lo que es mejor aún, no hay hielo que enfríe si uno descubre donde reside el amor.
Imagino al autor entre montañas y prados con libreta en mano llenando de dibujos tan humildes como hermosos su andado horizonte y le imagino porque le leo envidiando su suerte al descubrir tan delicados personajes.
Le agradezco como mujer este cuento, pues el brote de la igualdad se respira a caudales, pero más como persona amante de la fantasía, de lo bello en el detalle, de la esperanza, de la compañía, de la transformación como único misterio.
Debo resaltar porque considero magia el enamoramiento que he sufrido ante un boceto en el que aparece la luna y el vuelo de una mariposa, he sentido frente a él que el autor se coló en mis sueños plasmando uno de mis olvidados anhelos.
Mañana seguramente vea personas como amapolas y a mariposas como personas en mi paseo madrileño, aunque no desvelaré y a ninguna de ellas su magnético secreto.
Si os gusta leer, os invito a que leáis "alas de amapola", pero si también os gustan los dibujos bellos y el roce suave de una caricia, y la montaña, y el mar.
He creído leer un cuento o he leído en él muchos cuentos o tal vez sencillamente lo haya soñado, roja o blanca mi imaginación generosa volará al fin...
Gracias Jesús López por este tesoro para mi estantería...
Eva Inochi Cuentos (lectora)
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