... al atardecer la arena se enredó entre mis dedos, y cuando los despegué, vi su rostro emergiendo junto a la orilla del mar, no dejabas de mirarme hasta que nos llegó la noche...
...al amanecer te encontré entre las manos de una niña, estabais jugando y al acercarme me guiñaste un ojo, gracias por hacerme cómplice de tu sonrisa...
...y al atardecer dibujé tu nombre sobre la arena, porque tú me enseñaste que los deseos no envejecen...
...las sombras de mi mano caen sobre las tuyas y al rozar tus dedos, al tentar tu piel, se transforman... ellas son dos hojas del viejo olmo, me miras y me disipo, por unos instantes te preguntaste quien soy, sólo el viento que trae el sueño del recuerdo de un viejo amigo, y yo, yo me quedo viendo el alma de aquellos ojos que por un instante me vieron y quedan pintando el mar de azul...
...me llevaban, mis hermanas me arrastraban entre suspiros y torbellinos, sin dejar de ver lo más profundo de sus ojos... mi alma se desgarraba y tú alargaste el brazo y con la punta del pincel dejaste sobre mí, el azul del mar, convirtiéndome en una brisa azul que ya no puede escapar... alcancé la orilla y me despedía de mis hermanas...
...mi piel índigo se confundía con el mar y el cielo... te esperé en la orilla, las arenas iban y venían, al igual que las olas del mar... emergiste de él, te sentaste frente a mi y me miraste, por primera vez un alma me abraza de azul...
...ella pinta el mar de azul...
a ella
¡Qué preciosidad Jesús! Magnífico, no tengo otra palabra, magnífico.
ResponderEliminarBesos:D