- Pinto muertos.
- No te entiendo.
- No te entiendo.
- Yo pinto personas que ya no están porque tienen parte de su corazón yerto.
- ¿Qué quieres decir?
- La belleza que ves no es sólo sino el dolor que has vivido hasta que parte de tu corazón dejó de latir. A él es a quien escucho, él es a quien represento. ¡Cuánta belleza en un frágil corazón muerto!
- ¿Eso es lo que ves?
- No amiga mía, eso es lo que siento.
- Y, ¿ qué más sientes, qué buscas en mi corazón?
- A ti.
- ¿Y por qué no buscas en el tuyo?
- Buscar en mi corazón, yo ya no tengo.
- ¿Y tu alma?
- Yo no la poseo, porque se la entregué a ella. La estás viendo, y la tuya es dulce, huele a preticor, rosas y lavanda. Escucha, lo oyes, es tu pequeño corazón, aún late.
- ¿Puedes arreglar mi corazón?
- No lo sé, sólo puedo ofrecerte una sonrisa y algo de color.
Ella sonríe levemente, con eso es suficiente.
Al final, ella reconstruyó su corazón con el que le ofrecieron sus hijas.
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