El Puente de Triana, el Puente Viejo o el Puente de Piedra fue el primero en unir las dos orillas que corren a los pies de Setenil. Pese a que a día de hoy, aún guarda vestigios de su origen romano, denota claramente su existencia ya a finales del siglo IV, y su primera destrucción pudo tener lugar en la segunda década del siglo VII.
En época nazarí el puente se reconstruye, dándole la imagen que hoy día conocemos, pese a que no disponemos de una fecha certera, podemos afirmar que a mediados del siglo XIII el puente estaba construido. Hemos de pensar que para dichas fechas la fortaleza de Setenil toma la fisonomía que hoy en día conocemos, manteniendo en su interior la alcazaba, la medina con sus baños, su mezquita y su zoco.
El Puente de Triana es el primer puente en Setenil, todos los caminos que provenían del sur y del este, hacen su entrada por medio de Triana y él da paso a las dos puertas de acceso existentes en la Villa, una por la calle Mina y otra por la calle de la Villa.
El puente en la base de cimentación de su margen derecho nos muestra su posible origen romano, aunque actualmente nos podemos confundir con tapiales nazaritas, y por un conjunto de sillares, que aunque sean de origen romano, es fruto de una reutilización de material y reconstruido realmente en época nazarí.
El Puente de Triana ha unido a un pueblo durante cerca de dos mil años, aunque en sus últimos quinientos años, ha vivido grandes cambios. La magnificiencia de una construcción tan sencilla nos tiene que hacer sentir orgullosos de él y de nuestro pueblo y de que tenemos una verdadera joya de la arquitectura civil, y digna de ser realmente valorada y disfrutada por todos l@s setenileñ@s.
En su margen izquierdo, la base asienta sobre roca y siguiendo el muro podemos observar como antiguamente la salida del puente se dirigía realmente hacia la puerta de la Mina. En el punto de luz podemos observar una inflexión, que analizando tal circunstancia nos damos cuenta de una reconstrucción o gran reparación en época moderna, posiblemente entre finales del siglo XV y principios del siglo XVI.
Hay detalles que no podemos olvidar, aunque son ya más cercanos, la subida de sus pretiles y una pequeña hornacina.
El Puente de Triana se encuentra en el antiguo arrabal o barrio de Triana. El topónimo nos aparece por primera vez en el Libro de Repartimiento de Setenil. En dicha calle a día de hoy sigue existiendo una vivienda que desde el siglo XVI ha visto la vida de nuestro pueblo.
El Puente de Triana ha unido a un pueblo durante cerca de dos mil años, aunque en sus últimos quinientos años, ha vivido grandes cambios. La magnificiencia de una construcción tan sencilla nos tiene que hacer sentir orgullosos de él y de nuestro pueblo y de que tenemos una verdadera joya de la arquitectura civil, y digna de ser realmente valorada y disfrutada por todos l@s setenileñ@s.
Y ahora nos preguntamos, ¿cómo un pequeño puente puede aguantar siglos de constantes crecidas? La ubicación de su construcción no es inocente, por dos razones, una es que se ha establecido en el punto más estrecho del río y otra es que posee un buen lecho de roca, sobre la cual poder cimentar.
Sobre el asiento, la sillería y un "opus caementicium" es el que le da una buena base de cimentación. Unas hiladas en la línea de imposta en ladrillo dan paso al arranque del salmer y a una arcada en ladrillo, que a día de hoy mantiene toda su fisonomía pese a las diferentes actuaciones que ha tenido.
Una de las condiciones que tenían en cuenta antes de construir un puente era conocer los límites de las crecidas, y hemos de tener presentes que tenemos constancia de que en Setenil ha existido una crecida mayor que la que sufrimos en 1949, según se ha podido constatar en las investigaciones llevadas a cabo en la Coracha de Setenil.
La Carta Arqueológica de Setenil le otorgó la máxima protección no sólo al Puente de Triana, sino a todos los puentes históricos que existen en nuestro pueblo.
Nuestro viejo pueste es un testigo de nuestras vidas, el cual debemos de seguir disfrutando y protegiendo.
Sobre el asiento, la sillería y un "opus caementicium" es el que le da una buena base de cimentación. Unas hiladas en la línea de imposta en ladrillo dan paso al arranque del salmer y a una arcada en ladrillo, que a día de hoy mantiene toda su fisonomía pese a las diferentes actuaciones que ha tenido.
Una de las condiciones que tenían en cuenta antes de construir un puente era conocer los límites de las crecidas, y hemos de tener presentes que tenemos constancia de que en Setenil ha existido una crecida mayor que la que sufrimos en 1949, según se ha podido constatar en las investigaciones llevadas a cabo en la Coracha de Setenil.
La Carta Arqueológica de Setenil le otorgó la máxima protección no sólo al Puente de Triana, sino a todos los puentes históricos que existen en nuestro pueblo.
Nuestro viejo pueste es un testigo de nuestras vidas, el cual debemos de seguir disfrutando y protegiendo.
Maravilloso puente. Si no pasa nada, iré a visitar Setenil en los próximos meses. Recordaré tu entrada cuando esté allí.
ResponderEliminarBesos Jesús :D
Será una visita fantástica Margarita, y disfrutaremos de un puente con sus pequeñas historias y leyendas.
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