Nunca he pensado en ella, hasta
el día de hoy.
Siempre tenía en sus manos un
lápiz, un pincel. Siempre me susurraba al oído las historias que le pedía y las
que ella me entregaba, unas les permitían vivir y otras respirar, unas las
extraían de su mundo y otras las acercaban al nuestro, el que ella creaba para
mí, el que ella dejaba que luego modelase a mi antojo para darle vida.
Las letras de los libros
oscilaban entre las páginas y los dedos de su mano, siempre descubriéndome sus
contenidos, porque su voz era como el de una canción, en ella, su vida y su
experiencia, la de los libros y la de ella.
Aquella voz nos ofrecía, a mí la experiencia de una vida y a ella mi
infancia, aunque ambas nos la intercambiábamos, sin prisas.
Nunca lloró, porque sólo me
ofrecía su sonrisa. Era bella con aquel
vestido rojo, con aquel vestido blanco, bajo la letra de una canción o en el
camino de un baile.
Soy parte de mi madre, soy parte
de la vida de mi madre… aún oigo su voz y su mano sobre mí… no, aquella mujer
es parte de mí y yo soy también ella… soy mujer.
Grabado: Amaya Corbacho
Texto: Jesús López
8 de Marzo
Hoy es un día muy especial para toda la sociedad... reflexionemos.
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