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lunes, 16 de septiembre de 2019

Lucía a solas


He llegado por fin a Asumigaoka (Japón), se lo había prometido, en los últimos días la notaba inquieta, cansada, me preocupa, es una niña muy pequeña.   


El murmullo se acercaba, las sombras confundidas dieron paso a imágenes de cuerpos que deambulaban entre conversaciones ininteligibles, avanzaban en oleadas regulares, deteniéndose ante las orillas de cada ventana abierta.

Hablaban, avanzaban, se detenían, observaban, hablaban, avanzaban, se detenían... pero de entre todos ellos, una mirada era esquiva, atrajo mi atención.

Ella estaba allí, con su mirada escondida, con las manos unidas y con aquel vestido azul que tanto le gustaba a su madre. Estaba sola, junto a un viejo baúl cubierto que tanto le gustó en su infancia, pero no tenía a nadie, se sentía olvidada, y estaba callada, en silencio, sólo sus ojos claros evidenciaban que ella no era como las demás. 

Los cuadros se dispusieron durante los días anteriores. El silencio de las salas sólo era irrumpido por los operarios que iban y venían con el objeto de cumplir un plazo, ofrecer un principio. Aquella noche previa fue sobrecogedora, las salas estaban oscuras.

La semipenumbra ganaba espacio a la luz y ofrecía una sensación extraña.

Aquella noche previa fue sobrecogedora. Los cuadros se dispusieron  en un orden externo, en él vivirían en un trozo de pared. Las estancias empezaron a quedarse solitarias, luego las obras quedaron solas y con una luz efímera, porque muy pronto permanecieron en una oscuridad casi absoluta. 


El silencio en el museo me invadía, la oscuridad que vino luego era extraña porque acompañaba a algunas de las obras, pinturas sobre superficies planas, imágenes guardadas sobre espacios horizontales, sin vida. 

Iba pasando al lado de ellos, sin que despertasen. Su silencio era extraño, pero al fondo de la galería, una pequeña luz trémula invadía un recodo de un pasillo. 



La luz era clara, suave y con unas pequeñas tonalidades celestes.

Allí estaba ella, sola, callada, en silencio y sin moverse para nada, pero no podía evitar que la luz se proyectase fuera de la imagen acotada del cuadro en el cual estaba encerrada.

Sabía que iba a estar un tiempo viajando, pero creo que no se ha acostumbrado del todo a esta nueva aventura.

Paso a su lado, no me dice nada, sé que su mirada me sigue, aunque no me ve completamente, porque tiene la mirada tan gacha que no es capaz de observarme completamente. Ella sigue obedeciendo a su madre, pese a todo, tal y como le había prometido, a la que tanto ama.

Las luces de las lámparas invadieron cualquier rincón, los ecos se proyectaban, le hice un gesto para que guardase silencio.

El sonido se hacía a cada instante más profuso, por suerte no necesitaba que me viesen, así que era invisible para ellos, ese mundo que han creado y en el que necesitaban vivir.

Las cámaras se encendieron y la presentación dio paso a esa siempre presente, primera visita guiada.




Cada cuadro es descrito, analizado, expuesto y probablemente desnudado ante quienes tienen frente a él. Las miradas se arremolinan en torno al mismo y muchas miradas son cómplices de comentarios entre susurros.



Nos acercábamos a Lucía, la notaba nerviosa, las personas cruzaban por delante de ella, mientras sus ojos comenzaron a clavarse sobre su piel. 

Yo veía a una niña pequeña asustada y lejos de su madre, yo veía a Lucía, a la pequeña Lucía.

Hablaban de su origen, su procedencia, su tendencia, sus características técnicas, sus juegos de luces, su viveza.. hablaban de ella sin conocerla. 

-¿Cómo se puede describir a quien no se conoce?, ¿cómo pueden hablar de ella, si verdaderamente no la ven?

Una mujer no dejaba de mirarla fijamente, estaba intentando buscar sus ojos, el brillo de sus ojos, ya había alabado el color, las texturas, las pinceladas, la luz que emanaba y... Lucía estaba triste, una pequeña lágrima comenzó a correr por su mejilla.

-¡No me mire así, por favor... no me mire! -Su pequeño grito me cohibió, aunque no se daba cuenta de que nadie quería escucharla.

Interrumpí con sutileza a la mujer, que perdió su atención, y acto seguido prosiguió hablando con las personas que le acompañaban, de algo que tenía aquella obra pictórica... le escuché decir que tenía... "tamashi (魂)". De forma que atrajo la atención de los demás y seguía pronunciando aquella palabra, una y otra vez, todos confirmaban lo que ella decía, aseverando cada instante, mientras una vez más, no perdían detalle de Lucía. Una lágrima, recorrió toda su mejilla y fue a caer sobre el vestido que le puso su madre, una pequeña mota azul sobre un tejido celeste.

Una voz suave llamó la atención, volviendo los asistentes a iniciar su camino. 

Lucía me susurraba con un hilo de voz que apenas era perceptible... -No te vayas, no me dejes aquí sola.


Mientras todo el mundo proseguía el recorrido en la exposición, una pequeña mano buscaba esa otra.



Estaba el último, como siempre, se iban alejando y me acerqué aún más a Lucía, le extendí la mano y me la cogió.

-No te vayas, no me dejes sola. -Volvió a repetirme.
-No te preocupes Lucía, no te voy a dejar sola.

Ella lo miró, sus ojos brillaban y aquel lunar azul, aún brillaba sobre su vestido. Le recogí la lágrima con sumo cuidado con el dedo, se la deposité sobre su índice y le indiqué que no tenía que volver a llorar.

-¿Cómo te llamas?
-No tengo nombre.
-Sí, todo el mundo tiene un nombre, todo el mundo tiene que tener un nombre. ¿Cuál es el tuyo? -Mientras lo miraba con esos profundos ojos grises de tonalidades aquí verdes y allí azules.
-No tengo nombre Lucía. -Le decía mientras me agachaba y me ponía a su altura.
-Pues yo te voy a poner uno, déjame que piense...
-No te preocupes, no necesito ningún nombre. Nunca lo he necesitado y creo que los nombres no son necesarios.

Su ojos se clavaron en mí y no dejaba de observarme muy atentamente, mientras daba una vuelta a mi alrededor.

-Yo te he visto antes, en casa, aunque tu voz y tu aspecto... ya lo tengo... te voy a llamar, "no tengo nombre".

Una sonrisa iluminó mis labios y una carcajada resonó entre los pasillos de la galería, la gente se volvió...

-No tengo nombre, nos miran y no nos ven, pero te han escuchado.
-Sólo ven lo que quieren ver y escuchan lo que quieren escuchar.

Lucía se quedó en silencio, pero su mirada hablaba por ella.

-¿Por eso nadie te ve, por eso nadie me ve ahora, pero sí te han escuchado?
-Me han escuchado, pero realmente no lo deseaban.Así que lo han olvidado antes de memorizarlo, antes de que se convierta en un recuerdo. Ven algo de ti, Lucía, pero sólo lo que ellos quieren y lo que unos se traspasan a los otros, en ocasiones pueden coincidir contigo y en otras no. Sin embargo, realmente no te han visto, sólo se han acercado a la superficie mínima de esa imagen reflejada sobre el espacio de un lienzo, nada más. No son capaces de ver la luz que sale del cuadro, esa que mami ha creado para que no te sientas sola, para que no tengas frío, para que te sientas como en casa cuando juegas en el patio con la abuela. No ven ese vestido que tanto le gusta a mamá y que tu color preferido sea el celeste. No han visto el color de tus ojos porque necesitan ver para mirar... -Lucía le interrumpió.
-Pero ¿tú no lo necesitas, me ves, me escuchas?
-Claro, como tú, nosotros no necesitamos mirar para ver, ni escuchar para oír, ni tentar para sentir.
-Eres raro.
-¿Sí?
-¿Por qué la gente te tiene miedo?
-¿A mí o a ti, Lucía?
-A ti, claro, yo soy una niña.
-Eso es verdad, ninguna de las personas que están aquí para admirar estas obras de arte, se han dado cuenta de que tú eres una niña. Nadie te ha visto y eso ha pasado porque tienen miedo de verte. Ellos se quedan en lo sencillo, en lo superfluo, pero no te han visto y posiblemente es porque tienen miedo.
-Un día escuché que a ti te tienen miedo.
-¿Por qué me tienen que tener miedo?
-Porque eres capaz de verme y de escuchar lo que hay ahí encerrado.
-Ven, acércate, mira el cuadro que pintó mamá, ¿qué ves Lucía?
-No te entiendo.
-¿Qué ves Lucía, dónde estabas hace un instante?
-Es una casita pequeña, mami me la pintó para que estuviese cómoda, como en casa, huele igual, escucho los mismos sonidos, pero estoy sola... echo de menos cuando mami viene por la noche y me da un beso. -Una lágrima volvió a recorrer su mejilla -Quiero volver a casa, quiero estar con mamá, llévame a casa... ¿puedes?
-¿Es un deseo?
-¿Qué?
-Me estás pidiendo un deseo.
-Sí... quiero volver a casa, quiero ir con mamá.
-Deseo concedido.
-¿Me llevarás?
-¡Claro!, pero ya no es necesario llorar... ¿vale? Vamos Lucía, nos vamos, ¿te parece?
-Y ¿qué va a pasar con el cuadro de mamá?


-Lo podemos dejar así, no se van a dar cuenta, sólo ven una parte, verán lo que quieren ver, y aunque te parezca extraño te seguirán viendo, aunque es mejor decir, que lo creerán. -Su rostro evidenciaba que no estaba convencida.
-¿Podemos hacer otra cosa?
-¿Qué te gustaría hacer?
-Y si pintamos un bonito paisaje, ese color oscuro, realmente ocultaba un poco un campo de amapolas, a mamá le gustan mucho.
-¿Qué te parece si ponemos un precioso campo de amapolas con un bonito atardecer de tonalidades naranjas? Los atardeceres le gustan mucho a mamá y seguro que se dará cuenta. Ella sí verá que tú ya no estás en el cuadro, pero tampoco podemos preocuparla, así que al ver ese bonito atardecer y las amapolas sabrá que vuelves a casa... ¿te parece bien Lucía?
-Sí, me gusta, es bonito.
-Míralo ahora.
-¿Cómo lo has hecho?
-Eso es magia, pero no se lo digas a nadie. Es lo mismo que cuando tú has abandonado el cuadro.
-Eso es fácil. -Recibió una amplia sonrisa y un beso en la frente.


-¿Volvemos a casa Lucía, volvemos con mami?


-¡Sí! -Su rostro se iluminó.


-Lucía, ¿esto qué es?
-¡Es que me aburría!, y es el único sitio donde puedo pintar y que no estropeo nada... ¿te gusta?
-Por un momento me había olvidado de que eres una niña.

En una pared aledaña, se podía observar una obra, que representaba la pizarra de un colegio a la cual Lucía le había añadido algunas imágenes más.

-Hecho de menos el cole.

El alba irrumpe sobre un pequeño cuarto, la claridad lo inunda y una tonalidad cálida comienza a extenderse hasta que el Sol despunta sobre la línea del horizonte y se asoma tras la ventana de la habitación de un hogar.

-¡Buenos días mami!

Imágenes:


Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Mi agradecimiento al MEAM 
por la aportación a la cultura que realiza, más allá de cualquier frontera, e igualmente a todas aquellas obras seleccionadas y a sus autor@s, sin ell@s sería imposible.

Mi agradecimiento a Amaya Corbacho, 
gracias por la paciencia que ofreces a mis letras.

martes, 27 de agosto de 2019

ella me regaló el mar y en su reflejo las montañas

en ocasiones hay quien te regala la luna y el mar, y su reflejo te muestra el sol y las montañas

hoy es un día muy especial para aquella persona que me ofreció, un pedazo de un mar inolvidable, el de sus recuerdos, ese que nunca se olvida y siempre te acompañará

la conversación aún hoy vive latente en mi recuerdo, aunque nunca te hablé de su reflejo, no me ofreciste un regalo, me otorgaste tres

el mar

su reflejo... la montañas

ella me regaló el mar y en su reflejo las montañas

Litografía de Amaya Corbacho
Imagen de Jesús López

viernes, 5 de julio de 2019

Amaya Corbacho y Jesús López, mundos para imaginar

     Alguien busca unos ojos claros que se asomaron al otro lado de la ventana suspendida de un marco, miradas y letras que se encuentran, el inicio de una melodía llamada amistad, donde las notas se escriban y las palabras se tintan de color.     

     Así fue la presentación de dos personas que ofrecen sus mundos para hacernos disfrutar.

      Eso es lo que tiene la búsqueda, la recompensa de la magia de sentir.

Amaya pinta sus letras y Jesús escribe sus imágenes.

Jesús buscó a Amaya a través de sus cuadros y 
Amaya encontró a Jesús a través de las letras de "alas de amapola".


Exposición en Ávila (junio 2019), el inicio de un proyecto en común.

Amaya encuentra un sueño.

Amaya le hizo una única petición a su nuevo amigo... "nunca dejes de pintar y escribir para mí".

Isabel Parra

martes, 2 de julio de 2019

azul

alguien te regala el mar
alguien te ofrece una sencilla gota azul
alguien te evoca una palabra

y ella en agradecimiento crea "Azul"

Litografía de base de Amaya Corbacho
(Boceto Jesús López)

Gracias Marisol

viernes, 28 de junio de 2019

la creadora de almas


Que lejos te vas mi niña...

Mi obra "Lucía a solas" adquirida por EL JM MEAM Museo europeo de arte moderno, ha sido seleccionada para formar parte de una exposición de pintura española contemporánea en Japón. Será expuesta en mayo de 2019 en Hoki Museum en Chiba (cerca de Tokio) y durará hasta septiembre. Luego se expondrá en Saga (cerca de Nagasaki) en el último trimestre de 2019.

Muchas gracias al MEAM por contar con mi obra para esta maravillosa exposición.

Amaya Corbacho


Hace algún tiempo me encontré unos inconmensurables ojos azules que me miraban, ellos eran una voz entre letras e imágenes pintadas.

Tengo que confesar que me quedé absorto viendo aquella imagen sobre la pantalla, pero al día siguiente me encontraba buscando de nuevo aquellos ojos azules, los encontré y no podía entender las historias que los ojos infantiles de esa niña me contaban.

No lograba comprender, como habían creado aquel rostro, así que intenté obtener algunas preguntas a unas respuestas que me miraban intensamente.

Encontré la obra...

"miniatura Sara"
Oleo sobre lienzo
30x30 cm

en unos primeros momentos no sabía quién lo había pintado o como yo lo veo, quien lo había escrito...


y encontré un nombre para quien da vida y alma a una mirada.



Hace unos instantes he podido estar junto a quien les da vida.


La nota de color en el pincel que se proyecta sobre las superficies de los lienzos abiertos, nos permiten sentir una "pintura" que ofrece mucho más que técnicas y resultados magistrales... Amaya es una "creadora de almas". 

Gracias por permitirme soñar y ante todo, querida amiga, lo que más agradezco es tu amistad, aunque no puedo olvidar que eres tú quien pinta mis letras.


"No hace mucho, me encontraba en silencio, no había vida sobre el papel en blanco, me encontraba enmudecido, junto a mi se sentó la sombra de una imagen, era Amaya, entre sus dedos podía vislumbrar la forma difuminada de unos pinceles.

Sin decirme nada, me ofreció dos cosas, una sonrisa y su mirada. Alargó la mano y me ofreció unas letras pintadas por ella... a partir de ese instante siempre tengo algo que contar, porque en lo más profundo del tintero y en la superficie de esa página en blanco que acaricia la pluma, ella ha dejado sus letras pintadas para que las utilice en crear imágenes.

Al final... ella pinta letras para mí y yo escribo imágenes para ella."



Ayer, Amaya  hizo realidad un sueño, el mío.


Amaya Corbacho y Jesús López
(ella pinta sus letras y él escribe imágenes para ella)

Y quién es Amaya... es una pintora que desde muy corta edad descubre que su camino, su vida, está en torno a la pintura y de forma muy especial, vinculada al género del retrato.

En él, Amaya imprime su visión muy íntima de las personas, destacando por encima de todo, el enfoque que realiza de la infancia y de las personas mayores. 



Sus obras no se desarrollan en ámbitos planos sino en una perspectiva que conlleva diferentes unidades en las cuales, cada una te ofrecerá un lenguaje, una lectura diferente. El conjunto de unidades interdependientes ofrecen una pintura subjetiva que se encuentra mucho más lejos de la pintura realista, que es la que vemos y mucho más lejos de la pintura surrealista, que es la que sentimos. Su vida, sus sentimientos, sus sonrisas, sus lágrimas, sus anhelos, sus sueños y sus deseos están implícitos en la pincelada más difícil, aquella que no tiene color y se encuentra implícita en la obra, es una pintura (la pincelada) del alma. 



Amaya es especialista en la pincelada que no tiene color, ese tubo de oleo, esa paleta de color plata que ella utiliza, tiene sobre su piel un color que no se ve, pero cuando lo proyecta sobre los lienzos en blanco, impregna no sólo su alma, sino la que otorga a aquello que pinta.


Posiblemente, ella no lo sepa, 
pero pinta almas, ella tiene el don de crear almas,
lo cual, es un concepto completamente diferente
 en el mundo del arte.


Los ojos que nos ofrece a través de la infancia, nos permite vislumbrar los escenarios en los cuales ella vive y los escenarios en los cuales viven sus sentimientos, son dos planos muy diferentes de las miradas que nos ofrece, y todo ello es capaz de mostrarlos en un espacio reducido y transparente como son unos ojos claros.


Aunque también es capaz de otorgar una fuerza increíble a través de la mirada, rompiendo desde el mundo subjetivo, de la imagen del lienzo, al mundo real, existe un ejemplo muy claro en la exposición. Ella irrumpe de forma personal a través de la mirada como primera persona, como ser de vida y protección. Convirtiéndose en algo y en un concepto que está más allá de la obra física.


Atendiendo a esta perspectiva, ella lo ofrece con la luz. Su obra no juega con matices de iluminación, no sólo crea iluminaciones excepcionales en ámbitos sombríos o al atardecer, lo cual desarrolla con absoluta maestría, sino que sus obras irradian la luz hacia el exterior del cuadro. Superan la línea horizontal de una superficie acotada y la luz, a la cual le da vida, se proyecta físicamente fuera del mismo. El planteamiento que os ofrezco puede ser difícil de comprender, pero muy fácil de entender, comprobaréis físicamente como existe más luz alrededor de sus obras y como ella cambia entorno a las mismas. La luz de sus obras iluminas los pasillos, las estancias y a aquellas personas que las miran.


El simbolismo está implícito en cualquier instante, en cualquier detalle, las amapolas, la luz del atardecer, sus hijas, sus ojos son su más precioso regalo.

Exposición 2019 Ávila





He tenido la suerte de escuchar su voz, de ver su alma y de haber tenido el privilegio de que me mostrase lo que proyecta a través de sus dedos con la sutil figura de un pincel.


Gracias por muchas cosas, pero ante todo, por tu amistad.







viernes, 8 de marzo de 2019

Mujer


Nunca he pensado en ella, hasta el día de hoy.

Siempre tenía en sus manos un lápiz, un pincel. Siempre me susurraba al oído las historias que le pedía y las que ella me entregaba, unas les permitían vivir y otras respirar, unas las extraían de su mundo y otras las acercaban al nuestro, el que ella creaba para mí, el que ella dejaba que luego modelase a mi antojo para darle vida.

Las letras de los libros oscilaban entre las páginas y los dedos de su mano, siempre descubriéndome sus contenidos, porque su voz era como el de una canción, en ella, su vida y su experiencia, la de los libros y la de ella.

Aquella voz nos ofrecía, a mí  la experiencia de una vida y a ella mi infancia, aunque ambas nos la intercambiábamos, sin prisas.

Nunca lloró, porque sólo me ofrecía su sonrisa.  Era bella con aquel vestido rojo, con aquel vestido blanco, bajo la letra de una canción o en el camino de un baile.


Soy parte de mi madre, soy parte de la vida de mi madre… aún oigo su voz y su mano sobre mí… no, aquella mujer es parte de mí y yo soy también ella… soy mujer.

Grabado: Amaya Corbacho
                                                                                                                    Texto: Jesús López

8 de Marzo
Hoy es un día muy especial para toda la sociedad... reflexionemos.

sábado, 2 de febrero de 2019

¿Mi sueño?... volar, la libertad de volar, volar en libertad... volar

Soñamos con volar, sencillamente con volar, ese es nuestro sueño y nuestro deseo, no hace falta que sea muy alto, ni muy lejos. Sencillamente soñamos con la libertad de volar.

"Antes de cerrar los ojos, una voz irrumpió... - ¡Mamá!, la puedo ver tan cerca que diría que está aquí... - Silencio... una niña se ha dormido, sonríe y sueña".

...volar, la libertad de volar, volar en libertad... volar...
Una idea y el primer boceto.

Un sonido etéreo volvió a traer una efímera imagen casi transparente, aquellos delicados ojos translúcidos de color violeta me volvieron a mirar, como quien busca algo en alguien o le indican que le siga. Así que me dejé llevar por ella... volaba rápido, muy rápido por encima de la nieve que aún se resistía a enamorarse de la calidez de la primavera, blanca entre una superficie verde que mostraba pequeñas motas de color, como pequeños faros luminosos. Las flores comenzaban a nacer, alzándose altas, muy altas, entre el cielo azul y una tierra ocre, que semeja ser la paleta de alguien que pinta para dar vida con una sonrisa llena de letras de colores.

viernes, 25 de enero de 2019

..sueños en la vigilia...

Los sueños son la prolongación de la vigilia, no conozco diferencia alguna entre una y otro, ¿acaso la hay?


Frase perteneciente a El laberinto, próximamente entre sus manos.


Mi agradecimiento a Amaya Corbacho por prestarme imágenes de su obra y concederle a un amante de las letras... un deseo.


"En el país de las maravillas"
Oleo sobre tabla.
Oleo sobre tabla 100×75 cm.


" miniatura Sara"
Óleo sobre lienzo.
30×30 cm.

 Les invito a que conozcan a una gran escritora.

"alas de amapola" en "The Floor", el nuevo programa de Antena 3 presentado por Manuel Fuentes.

 " alas de amapola " en   " The Floor ", el nuevo programa de Antena3 presentado por Manuel Fuentes. Mi agradecimiento a...