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viernes, 14 de mayo de 2021

el relato de una niña

Om es de esos relatos que nacen de una niña que escucha y un emisor, un abeto centenario que le cuenta, mi hija se ponía a hablar con un árbol en concreto del bosque siempre que nos acercábamos a él, al final, fue ella quien me contaba las historias que él le contaba. 

El relato de "Om" está publicado en Setenil. Cuentos, historias y leyendas, de la editorial La Serranía y en La Nave de los Vientos de la editorial Saralejandría. La razón, Om está presente en los dos mundos, en los dos relatos al ser un relato vehicular... todas mis obras están interconectadas.

"Om" ilustración presente en las obras
Setenil. Cuentos, historias y leyendas & La Nave de los Vientos
(Ilustración: grafito, 29x21)

viernes, 23 de abril de 2021

...la mujer de rojo...

"...la mujer de rojo..."
Ilustración, la mujer de rojo: Grafito, pastel y lápiz soluble al agua. Papel Canson 130. 29´5x21.

...nuevas pinceladas, un nuevo principio, un inicio a partir del cual comenzar a ilustrar las nuevas obras que muy pronto espero que se encuentren entre vuestras manos... ella, "la mujer de rojo" es ese primer paso en las nuevas ilustraciones. 

... su historia, como la de otras muchas mujeres privadas de libertad en su cuerpo, en su vida, en su mente, en su imaginación... un relato que a través de la belleza nos desvela una historia desgarradora, pero siempre anhelante de ese atardecer de tonalidades cálidas.

viernes, 2 de abril de 2021

La decisión de Indicavía.

En una ocasión me regalaron un juego de madera con unas esferas de ágata, aunque el regalo tenía una propuesta añadida, ofrecer la solución del mismo. Dispuse cada una de las pequeñas bolas sobre su lugar, ocupando todos los agujeros del tablero a excepción del que se ubicaba en el medio. La petición, dejar sólo una al final, pero en la oquedad central... un precioso regalo con todo un desafío de por medio.

El tiempo comenzó a transcurrir, al principio no le encontraba sentido, hasta que cuando cerré los ojos, lo vi, e inicié el juego, cuarenta y cinco minutos después una pequeña esfera de ágata melada permanecía sola en el interior de un tablero de madera.

Aunque ese fue el juego que finalicé durante el día, el de la noche... fue completamente diferente. 

Las esferas de ágata están guardadas en una caja de madera y ágata melada.

viernes, 2 de octubre de 2020

Dos fotografías para una portada.

 Las dos fotografías que componen la portada de "La Nave de los Vientos".


La portada muestra una luna llena (derecha) que se ubicaba sobre Monte Perdido en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido en el municipio de Torla (Huesca). La perspectiva de la imagen nos ofreció la aparición de las sombras de las copas de los bosques de hayas y abetos, un día que regresábamos del ascenso a Monte Perdido, una vez en el valle nos detuvimos con el objeto de fotografiar el atardecer en Ordesa.

En la contraportada nos encontramos con una Superluna (izquierda), la fotografía fue tomada desde la puerta de casa en Setenil (Cádiz).

jueves, 19 de diciembre de 2019

...soñadoras...





-¿Qué buscas?
-...soñadoras...
-¿Para qué?
-...eso me lo tienes que decir tú...


Obra de Kasia Uminska.
"Las raíces del futuro", grafito y carbón sobre papel, 47x61 cm., 2019 (Fragmento)

Dibujo de Kasia Uminska.
Texto de Jesús López.

Quedan reservados todos los derechos de la propiedad intelectual del presente artículo.

martes, 17 de diciembre de 2019

...l'âme du poète...

Hoy, el igual que ayer, ha venido tu recuerdo por la calle gris, haciendo su camino a través de la primera niebla de la mañana.

El silencio está en este amanecer, y tan solo una gota tras el cristal se atreve a rasgar con sus sonidos el aire de la aurora.

Aún los sueños vagan por la estancia y sólo puedo darles alcance con  nuestro recuerdo.

El último crepúsculo de la Luna todavía puede verse en el horizonte, como las últimas aguas caídas sobre las ventanas.

Miro a través del cano de ella y aún me veo allí, al igual que aquí, sólo, en silencio y observando el pasar del no fluir del tiempo. Pero algo me llama en esta nublada mañana gris a través del cristal... la gota de agua.

- ¿Qué vienes a susurrarme hoy en la soñolienta calle?
- No vengo, sino a darte mis palabras hoy, igual que ayer. He hecho mi camino hacia este, tu cristal, aunque muy pronto tendré que marchar de donde no se puede retornar jamás.
- ¡No marches tan apesadumbrada amiga mía! Hoy he vuelto a evocarte mi nostalgia, y hoy, al igual que siempre, puedo verte tras esta mi estancia, tu estancia de cristal. Marcha allá donde eres la "una" caída del reloj y no olvides que evocaré mi anhelo hacia ti, hoy y mañana, para poder verte susurrar tras este nuestro cristal.
- Marcho ya, no me olvides, aunque ya haya caído.

Y en su caer, he visto fluir ante mí, la última gota caída en las estancias de cristal del tiempo.

Texto y dibujo de Jesús López.

Quedan reservados todos los derechos de la propiedad intelectual del presente artículo.

viernes, 29 de noviembre de 2019

no soy real

Obra de Osamu Obi "Flow"
Bosquejo en aceite, óleo sobre tabla.

-No soy real... he sido pintada por su mano.
-No te entiendo.
-No soy una persona real, sólo soy la imagen de un cuadro...
-No me he enamorado de ti... me he enamorado de tu alma.

-Sólo soy pinceladas de color sobre un lienzo.

-No... eres ese alma de la cual me he enamorado.

Obra de Osamu Obi.
Texto de Jesús López.

Quedan reservados todos los derechos de la propiedad intelectual.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

no te ocultes

Dibujo de Amahi Mori, "Birth"
Lápiz sobre papel.
https://www.moriamahi.com/

   No te ocultes, no es necesario, hemos hablado durante tanto tiempo en silencio, que ahora que nos vemos, nuestras voces resultan extrañas.

   Nos sentimos como si fuéramos desconocidos, pero si cerramos los ojos y sólo escuchamos nuestra voz, nos encontramos de nuevo.

   Puedes ocultar tu cuerpo, si para ti es necesario, extender tus ramas y abrazarte con tus brazos... pero no he venido por él, he venido por ti.

   Tu piel sólo cubre y encierra lo que amo, sí, al final me he enamorado de la voz de un sueño suspendido en el aire, perdóname porque me he enamorado de tu alma.


Dibujo de Amahi Mori.
Texto de Jesús López.


Quedan reservados todos los derechos de la propiedad intelectual.


sábado, 23 de noviembre de 2019

Una sonrisa se dibujó en su rostro.

Amahi Mori

Sus pequeños pies avanzaban sobre la hierba del prado, dejando a un lado aquellos puntos de color que la rodeaban, avanzaba sin mirar, sólo sentir y respirar, no necesitaba nada más.

La luz de la mañana se deslizaba sin detenerse, arrastraba aromas y una claridad que resultaba extraña, mientras veía como pasaba, una sombra se puso a su lado. Era alargada, el extremo de la misma se paró algunos pasos por delante de ella, no dijo nada, siguió su sendero verde no marcado y la sombra la acompañó en silencio y sin cuerpo que la produjese, pues miró de donde provenía y no pudo ver absolutamente nada, sólo era una sombra que la acompañaba.

Se paraba y la sombra se detenía, se movía y la sombra se desplazaba a su par, en la coordinación perfecta de un ballet no ensayado. Así que se puso a correr todo lo que pudieron sus fuerzas y allí estaba ella, lo siguiente fue perseguirla, la sombra siempre se alejaba lo justo para que no la alcanzase. Al final, cansada se detuvo y se dio cuenta de que la sombra era más grande, mucho más grande, ahora era ella quien guardaba la distancia para verla mejor. Así que la fue bordeando de principio a fin, hasta encontrarse en el punto de partida. Entonces y sólo entonces se dio cuenta de que era la silueta de un barco, de una nave muy grande para ella que era muy pequeña.

Se puso justo delante de la punta de aquella sombra. Aquel espacio más oscuro no se movía, pero ahora era translúcido y en algunas partes no había desaparecido completamente. Así que se puso a andar y la sombra la siguió a su ritmo, al de ella. Una sonrisa permanecía sobre su rostro, porque le hacía gracia que aquella superficie decolorada le siguiese, una sombra sin cuerpo, pero no pudo evitarlo, una sonrisa condujo a una carcajada sonora y contagiosa. Las flores la miraban, y sin percatarse la sombra se había extendido, ahora era mucho más grande. Ella se dio la vuelta con una sonrisa en su rostro y la sombra desapareció delante de ella... aunque ahora había algo diferente, podía ver el pendolón de proa, el casco y las velas que se estaban extendiendo pausadamente en aquella nave.

Alargó la mano con temor, se detuvo, la sentía pero no llegaba a tentarla, hasta que sus dedos acariciaron la superficie tersa de la piel de madera desde proa hasta el mástil inferior. Entonces y sólo entonces comenzó a desplazarse muy lentamente, podía ver unas velas de color cobre que se extendían reflejando colores, que pintaban a las flores con nuevas tonalidades. Sus manos la acariciaban, como cuando das un beso, y sus diminutos dedos se introdujeron en su interior, como cuando rozas con la yema de los dedos la superficie del agua. Un sonido se extendió, era como cuando te abrazan muy fuerte, sus cuadernas crepitaron. Sus pequeños dedos se fundían en su interior y se podía ver como se transformaban a su paso en letras e hilachas de colores que se extendían entre sus manos, entre sus dedos, envolviéndola en un manto que daba color al prado e iluminaba el día.

No podía dejar de mirar esas letras, esos colores que la envolvían por su acción y la rodeaban, letras y pigmentos que se alzaban y que poco a poco comenzaron a transformarse en multitud de flores que extendieron sus alas y comenzaron a volar en todas direcciones. Se podía ver a sí misma rodeada de todas ellas... la niña, despertó de sus sueño y su voz hizo una pregunta, quién eres... el espíritu del aire le contestó, "La Nave de los Vientos".

Ella quedó tendida sobre el prado, mirando como el cielo era dibujado por pinceladas de nuevas tonalidades que caían desde lo alto cubriendo todo a su paso. Una sonrisa se dibujó en su rostro.


Lámina de Amahi Mori.
Texto de Jesús López.

lunes, 11 de noviembre de 2019

existen flores en el cielo



En una ocasión escuché, sin querer, una pequeña conversación que se tropezó conmigo por error, y una vez allí, juntos, me ofreció estas palabras. La voz era grave, cenicienta, y preguntaba, ¿cómo se puede orientar alguien en el cielo?

Quien le respondió, me sorprendió, porque era una voz blanca, de una niña.

- Las flores del cielo no son como las de la tierra, por eso las luces que ofrecen son distintas. Unas tienen hojas que penden de ramas muy altas, esas dan vida, y otras están junto a nuestros pies, muy cerca de nuestras manos, esas dan luz.

Escuché palabras que no eran mías, pero entonces entendí como debía de orientarme en el cielo.

Le di las gracias, aunque me di cuenta de que yo no creía en el cielo... y si aquí hay árboles es porque estamos viviendo en el único cielo que existe. Aquella pequeña niña de ojos profundos es realmente inteligente, y recuerdo que se lo agradecí con una sonrisa.

Su voz volvió a mi mientras nos alejábamos.

- Aunque hay algunas que vuelan...



Gracias Amahi , por ofrecernos un principio de vida.

sábado, 9 de noviembre de 2019

pinceladas veladas en rojo

pinceladas que esconden de forma velada palabras que nadie escucha salvo tú misma mientras ellas se quedan allí, esperando a otra de sus hermanas... todo el mundo vendrá a verlas, pero nadie sabrá leerlas

Ella, la que pinta el mar... Cristina Díaz.
(Imagen de @elbuscadordereflejos)

...los deseos no envejecen...

...los deseos no envejecen, eso me lo enseñaste, sobre un horizonte que nunca volverá porque ninguno es igual, pienso en cómo he vivido mi tiempo y ahora no quiero perder ningún instante, ningún deseo más. Los deseos no envejecen, eso me lo enseñaste, y ahora he descubierto que mi único deseo... 

...te has dado cuenta, te han sonreído, han soñado con las imágenes de tus sueños, de tus deseos, de tus anhelos... te has dado cuenta, hasta la pequeña que se encuentra en otras tierras se ha acordado... no viste sus ojos y sus preguntas anhelantes... cierra los ojos y te percatarás de que no hay que tener miedo...

...porque hay un secreto, los deseos no envejecen...

...y ahora, cuál es tu palabra...

...mi palabra es almajo...

Cristina Díaz

Azul Real Espacio Creativo nos dio la oportunidad de reunirnos en torno a una voz compuesta por doce artistas: Rocío Cano, Aurora Ruiz, Rosa Aguilar, Luz Barahona, Irene Dorado, Encarni Martín, Carmen Chofre, Carmen Morillo, Virginia Bersabé, Mónica de la Rosa, Verania Rodríquez y Cristina Díaz.


Gracias a Azul Real por ofrecernos un instante de encuentro, 
una exposición que no te puedes perder. 

sábado, 19 de octubre de 2019

...una palabra...

¿cuál era?
¿el qué?
el objetivo

Quisiera ser esa flor a la que cuida con sus palabras, acaricia con su mirada y siente su aroma interior.





Siempre robando momentos que no me pertenecen.








No paso de la trampa de espinos que se viste de color.


La búsqueda del preticor es inmarcesible, pero el sueño de color impuesto es inalcanzable en la soledad del olvido y la indiferencia producida por el dolor de la decepción me deja sin paletas de color.

Mi deseo envuelto en el diente de león, es que despliegue el color que cuida con sus palabras, la acaricia de su mirada y sienta su aroma interior.


-y ¿cuál era?
-¿el qué?
-tu objetivo
-...ser tu flor

la ladrona de besos

Texto de la ladrona de besos
Ilustraciones de 
Valeria Docampo & Rebecca Dautremer & Amanda Cass

Quedan reservados todos los derechos de la propiedad intelectual.

viernes, 18 de octubre de 2019

inmarcesible

Hace unos días, alguien me enseñó el significado de la palabra inmarcesible, la desconocía, y aún más importante que las pequeñas letras que la componen, es qué dicen cada una de ellas, porque esa, aunque sea pequeña, es su alma.

Una libélula y un petirrojo se sentaron a nuestro lado, no dejándonos de mirar en ningún momento con sus inconmensurables ojos que se encuentran llenos de paciencia.


Su voz, la voz, la de ella, suave y melodiosa, como la sensación que te deja la esencia del fruto rojo, que crece de la tierra y se tiñe con la luz sol... se funde en el paladar.

-¿Cómo os puedo explicar aquello que no se puede marchitar? -Nos decía mientras mantenía entre sus dedos la imagen de una flor blanca, que nos traía aromas a jazmín, a azahar, a margaritas, a flores blancas.

Creemos que se dio cuenta de que no tenía que explicarnos nada más, lo habíamos entendido, sin palabras, sólo, con la imagen de una letra pintada en acuarelas.

jueves, 17 de octubre de 2019

de la arqueología a la leyenda

Mientras realizaba los dibujos de alzada de un inmueble del siglo XII, en el pirineo aragonés, perteneciente al municipio de Torla-Ordesa en el valle del Bujaruelo, para su posterior estudio paramental, quedo atento a las historias que de él cuentan a mi alrededor...
Planta y alzado de San Nicolás de Bujaruelo s.XII.

Dibujar piedra a piedra, conocerlas y saber de ellas, es parte de un principio para entender y no perderse en el conocimiento de la edificación, que poco a poco voy registrando con la punta del lápiz y una mano que lo dirige sin ningún tipo de dilación.

Una voz femenina habla, entre sus dedos, un libro manuscrito y alguien escucha junto a mi, con unos folios ralos. Ahora, creo entender, van a comparar el contenido, luego equipararán las letras.

"Ahora que los cabellos yacen canos, la mano permanece temblorosa para sustentar la pluma, la vista se apaga lentamente dentro de estos ojos que han visto algunas cosas más de las que hubiesen deseado, antes de que la mente comience a olvidar su pasada juventud por su presente vejez, antes de que me olvide y silencie esa vida intensa que todavía puedo contaros y dejar un reflejo fiel de lo acontecido en aquellos años sobre la superficie amarillenta y rugosa de este papel, que incluso ahora que lo estoy escribiendo ya es viejo. Deseo que escuchéis la voz que evocan mis letras escritas."

Se hace el silencio mientras observo sus caras... un pequeño petirrojo y una libélula se posan a mi lado, no dejan de mirarme.


Me di cuenta de que todos me observaban con rostros de complicidad, como si hubiese hecho algo, lo cual desconozco... 

La circunstancia anterior fue interrumpida por una pregunta.

-¿Qué se cuenta sobre la advocación de la ermita? -La contestación no se hizo esperar.

-Está dedicada a San Nicolás de Bari, ese es el nombre con el cual lo conocemos aquí, en la zona occidental en torno al Maditerráneo, en oriente se le conoce como San Nicolás de Myra, este obispo nació en el siglo IV en Patara, la actual Turquía y sabéis que es él en quien se basa la figura de San Nicolás, Papá Noel o Santa Claus. Creemos que existen actualmente unos dos mil templos dedicados a su advocación, así que ya tenemos algunas historias para empezar... pero nos queda la más importante, por qué en este lugar.

sábado, 5 de octubre de 2019

San Nicolás de Bujaruelo s.XII

Planta y alzado de la Iglesia de San Nicolás de Bujaruelo s.XII.

La Iglesia de San Nicolás de Bujaruelo se construye en el siglo XII, fue la iglesia del hospital del camino de Santiago situado a la llegada del Puerto del Bujaruelo, paso que comunicaba el Reino de Aragón con el Ducado de Gascuña, Reino de Francia. 

La importancia del  hospital fue notable, atendiendo a sus propiedades y a la situación estratégica en la cual se situaba.

La iglesia románica está compuesta por una única nave con cabecera semicircular orientada al este. La cabecera está realizada en sillarejo, así como algunos tramos de la nave, en cuyos paramentos también puede verse el uso de mampostería. Destacan al exterior dos vanos de medio punto abocinados en la cabecera, enmarcados por sillares. El estado actual impide apreciar la configuración de la nave, la cual estaba configurada en tres tramos separados por arcos fajones y cubierta por una bóveda de cañón compuesta por lunetos circulares. Actualmente sólo se conserva el arranque de algunos de los arcos fajones más próximos a la cabecera, las pilastras en las cuales se apea y la imposta biselada que recorría todo el interior del edificio a la altura del arranque de la bóvedas. Esta se prolonga también en la cabecera, sirviendo como base para la bóveda de cuarto de esfera, que se conserva en su mitad inferior.

Una pequeña reseña, en el camino entre la iglesia y el puente, junto al río, se escribió buena parte de "alas de amapola".

Mi agradecimiento al arqueólogo Antonio Alagón Castán, por la información prestada y autor de la planta y del informe con el cual se ha podido desarrollar la presente entrada.

El dibujo de alzada es de Jesús López.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

olor a pan

Imagen de Wences Iya

Olor a pan recién horneado, la luz cálida del amanecer, la sonrisa de las niñas, los pasos por las escaleras, las puertas que se abren y se cierran, los correteos entre las callejuelas y ojos expectantes.

Pasos, sonrisas, palabras y el olor a pan caliente entre sus manos.

Las niñas, casi tropezaron con ella, no la vieron, no la quisieron ver. Ella seguía agazapada frente al portal de una casa, me acerqué y una vez junto a ella... le pregunté.

-¿Estás bien? -le inquirí y viendo que no contestaba, le volví a interpelar-. ¿A qué juegas?

Giró la cabeza lentamente hacia arriba con una postura un tanto forzada, su rostro me miraba con unas insondables cuencas vacías. Sus labios, sonrosados, se abrieron mostrando una boca cerrada en sí misma, un grito gris y ahogado se extendió entre las calles.

La miré, sus inexistentes ojos oscuros me mostraron el horror de su pequeña vida, de su infancia.

-¿Estás sola...? no estés triste... vente conmigo -Al tiempo que me escuchaba y le pasaba la mano por su pelo ondulado ordenándolo.

Una ligera sonrisa en la comisura de los labios y su respuesta fue inmediata, agarró mi mano y se escondió en mi regazo.

Nos alejamos calle abajo... a su nuevo hogar.

-¡Mamá, hoy tenemos una nueva amiga para desayunar! -Los rostros de su mujer y de sus hijas quedaron petrificados en los de su marido y padre, no sin dejar escapar una sonrisa que conforme descendía se hacía más sincera.

Una mano se extendió y fue aceptada por otra mano gris.
-Ven conmigo cariño, siéntate, ¿cómo te gusta el pan? -Se fue retirando, mientras le besaba la cabeza y le acariciaba el pelo.

Las hijas miraban a su madre, mientras recibían un mensaje no evocado, pero sí pronunciado con una sencilla mirada.

Las niñas al unísono, dijeron como si las distancias fuesen infinitas...
-¡Mamá!, desayunamos y podemos salir a jugar, ¿a que sí? Di que sí, y nos vamos todas, salimos las tres.

Unos ojos inexistentes se despegaron un poco de la superficie de la mesa.

-¿Cómo te llamas? -Le infirió la más pequeña-. ¿Desayunamos y te vienes a jugar a la calle... cómo te llamas... cómo te llamas...?

No terminó de pronunciar su última palabra cuando unos pequeños ojos oscuros y muy brillantes miraron con una sonrisa.

-¡María!

-Pues cuando terminéis las tres podéis salir a jugar... ¿qué te pongo en el pan María...? -Un pequeño dedo sonrosado perdía sus sombras y con un toque mágico, vio como ella estaba junto a una mesa, un hogar, una familia... una sonrisa, un beso y la algarabía de las niñas jugando en la calle.

-¿Ella sabe que está muerta?

-¡No!
-Vivirá con nosotras hasta que encuentre a su familia.
-Creo que ya la ha encontrado... es muy pequeña. ¿Qué le pasó?
-Eso... mejor no te lo cuento. -Le dijo mientras le daba un beso en la mejilla y sus ojos se ocultaron tras unas lágrimas.

Correr de escaleras, llaman a la puerta, es María...

-¡Mamá, me puedes dar agua! -Unos pequeños ojos de tonalidad melada brillaban al ver aquella otra figura que le acercaba con una sonrisa entre los labios un vaso con agua.

Los ecos irrumpen entre los adoquines grises de la calle en un día azul y vestido de aromas de primavera. La algarabía de las niñas jugando en la calle evocan y alzan el único sonido que debe ser evocado y escuchado, el de su felicidad.

...pero es un sonido que sólo queda en mi mente... el olor a madera quemada inunda el ambiente, el humo es espeso, casi no me permite ver nada a mi alrededor. El olor se entremezcla con otros aromas, no logro distinguir nada, los sonidos de algarabía se entremezclan con otros confusos y que poco a poco van intensificándose hasta ser un sonido atronador en el silencio. 
Gritos de mujeres, lamentos de niños y allí, entre el humo, una niña me mira con lágrimas en los ojos. Una fetidez nauseabunda impregna el ambiente y se pega a mi piel, ese olor, es olor a carne quemada... las nubes se disipan lentamente para mí, y me ofrecen una única escena de esa gran obra, una mujer se está abrasando viva mientras las llamas salen desde el interior de la casa, recorren su cuerpo y la cubren de un beso frío del que nunca despertará. Su piel se oscurece, sus ropas se hacen cenizas al viento, mientras un sonido ahogado que ha escapado de su garganta lleva de la mano el de su recién nacido carbonizado a sus pies. La lengua de fuego lame en un viejo ritual lo que le han ofrecido, se alimenta, devora con gula y no olvida... las nubes de carne quemada se cierran y me ofrecen otra escena en este teatro en el cual no he pagado entrada...

La pequeña niña de ojos oscuros y lágrimas que recorren sus mejillas sucias me ofrece su mano, tiene miedo. Se la tomo y busco a mi hija, veo como quiere acercarse a algo que está a su lado... lo veo antes que ella, la llamo y mi mano llega a asir la suya antes que mi voz, las alejo a las dos de aquella imagen... los cuerpos quemados y ajusticiados de personas inocentes han sido apiladas como bestias inmundas, mientras arden al pie de la puerta de la iglesia. Las lenguas de fuego que todos juntos ofrecen alimentan a los que aún penden colgados de las cuerdas de aquellas horcas... quienes tienen que proteger, ofrecen su mano y el resto son cómplices con su silencio. Los dioses cierran sus puertas y sus representantes son partícipes de aquella orgía...

Estoy parado mientras el humo se disipa, el sonido de la algarabía viene de nuevo a inundar mi alma y todo vuelve a ser esa imagen sencilla y amena. Mi hija pide que la deje jugar con sus amigas entre las calles del pueblo y mi otra mano está vacía. Busco a quien me la había llenado por unos instantes, está allí, escondida entre las sombras del umbral de una casa, puedo escuchar su lamento, me acerco a ella, me arrodillo y le pregunto.

-¿Estás bien? -le inquirí y viendo que no contestaba, le volví a interpelar-. ¿A qué juegas?

Giró la cabeza lentamente hacia arriba con una postura un tanto forzada, su rostro me miraba con unas insondables cuencas vacías. Sus labios, sonrosados, se abrieron mostrando una boca cerrada en sí misma, un grito gris y ahogado se extendió entre las calles.

La miré, sus inexistentes ojos oscuros me mostraban el horror de su pequeña vida, de su infancia.

-¿Estás sola...? no estés triste... vente conmigo. -Al tiempo que me escuchaba y le pasaba la mano por su pelo ondulado, ordenándolo.

Una ligera sonrisa en la comisura de los labios y su respuesta fue inmediata, agarró mi mano y se escondió en mi regazo.

Nos alejamos calle abajo... a su nuevo hogar, el olor a pan recién hecho se extendía por toda la calle.


Oleo sobre tabla de Wences Iya, artísta plástico.
Texto de Jesús López.


Quedan reservados todos los derechos de la propiedad intelectual sobre el texto y la imagen.

martes, 24 de septiembre de 2019

una jornada de trabajo

Una jornada de trabajo muy agradable en torno a unas páginas que estaban en blanco y hoy día son las que conforman la obra de "alas de amapola".

Aquella pequeña obra escrita en azul y rojo sobre fondo blanco, vino a cumplir un deseo y una deuda personal. Creíamos que sorprendería, y así ha sido, pero con una diferencia, lo ha hecho sobre las personas, sobre quienes la han leído, su lectura no ha pasado inadvertida y las muestras de afecto nos han llegado desde lugares tan lejanos como insospechados. Pero ese fue el deseo de aquellas personas que estábamos disfrutando en la confección de la publicación de "alas de amapola".

En la imagen, las personas que lo hicieron posible, de derecha a izquierda. Inma es la editora de "alas de amapola", su visión se centró sobre esta pequeña obra que conformaba un paso diferente a nivel literario. Isa es quien se ha detenido en corregir todos y caa unos de los textos que han ido tomando forma, una labor silenciosa y que en su momento, también realizó sobre "alas de amapola". Y al final, en el extremo de la imagen, el que toma la imagen y la dibuja con palabras.

Hoy, los caminos nos llevan por nuevos proyectos, nuevos senderos, y son estas, mis letras, las que esperan ver próximamente la luz en una nueva obra.


miércoles, 18 de septiembre de 2019

"alas de amapola" da la vuelta al mundo

"alas de amapola" ya está presente en 130 países, desde la editorial ExLibric, se me comunica que la pequeña obra de "alas de amapola" ya puede ser adquirida en 130 países, la cual ha sido leída en 14 y conocida en 45 países de todo el mundo, gracias al acuerdo llevado a cabo con @BookDepository . Mi agradecimiento a tod@s l@s lector@s por haberlo hecho posible.

lunes, 16 de septiembre de 2019

Lucía a solas


He llegado por fin a Asumigaoka (Japón), se lo había prometido, en los últimos días la notaba inquieta, cansada, me preocupa, es una niña muy pequeña.   


El murmullo se acercaba, las sombras confundidas dieron paso a imágenes de cuerpos que deambulaban entre conversaciones ininteligibles, avanzaban en oleadas regulares, deteniéndose ante las orillas de cada ventana abierta.

Hablaban, avanzaban, se detenían, observaban, hablaban, avanzaban, se detenían... pero de entre todos ellos, una mirada era esquiva, atrajo mi atención.

Ella estaba allí, con su mirada escondida, con las manos unidas y con aquel vestido azul que tanto le gustaba a su madre. Estaba sola, junto a un viejo baúl cubierto que tanto le gustó en su infancia, pero no tenía a nadie, se sentía olvidada, y estaba callada, en silencio, sólo sus ojos claros evidenciaban que ella no era como las demás. 

Los cuadros se dispusieron durante los días anteriores. El silencio de las salas sólo era irrumpido por los operarios que iban y venían con el objeto de cumplir un plazo, ofrecer un principio. Aquella noche previa fue sobrecogedora, las salas estaban oscuras.

La semipenumbra ganaba espacio a la luz y ofrecía una sensación extraña.

Aquella noche previa fue sobrecogedora. Los cuadros se dispusieron  en un orden externo, en él vivirían en un trozo de pared. Las estancias empezaron a quedarse solitarias, luego las obras quedaron solas y con una luz efímera, porque muy pronto permanecieron en una oscuridad casi absoluta. 


El silencio en el museo me invadía, la oscuridad que vino luego era extraña porque acompañaba a algunas de las obras, pinturas sobre superficies planas, imágenes guardadas sobre espacios horizontales, sin vida. 

Iba pasando al lado de ellos, sin que despertasen. Su silencio era extraño, pero al fondo de la galería, una pequeña luz trémula invadía un recodo de un pasillo. 



La luz era clara, suave y con unas pequeñas tonalidades celestes.

Allí estaba ella, sola, callada, en silencio y sin moverse para nada, pero no podía evitar que la luz se proyectase fuera de la imagen acotada del cuadro en el cual estaba encerrada.

Sabía que iba a estar un tiempo viajando, pero creo que no se ha acostumbrado del todo a esta nueva aventura.

Paso a su lado, no me dice nada, sé que su mirada me sigue, aunque no me ve completamente, porque tiene la mirada tan gacha que no es capaz de observarme completamente. Ella sigue obedeciendo a su madre, pese a todo, tal y como le había prometido, a la que tanto ama.

Las luces de las lámparas invadieron cualquier rincón, los ecos se proyectaban, le hice un gesto para que guardase silencio.

El sonido se hacía a cada instante más profuso, por suerte no necesitaba que me viesen, así que era invisible para ellos, ese mundo que han creado y en el que necesitaban vivir.

Las cámaras se encendieron y la presentación dio paso a esa siempre presente, primera visita guiada.




Cada cuadro es descrito, analizado, expuesto y probablemente desnudado ante quienes tienen frente a él. Las miradas se arremolinan en torno al mismo y muchas miradas son cómplices de comentarios entre susurros.



Nos acercábamos a Lucía, la notaba nerviosa, las personas cruzaban por delante de ella, mientras sus ojos comenzaron a clavarse sobre su piel. 

Yo veía a una niña pequeña asustada y lejos de su madre, yo veía a Lucía, a la pequeña Lucía.

Hablaban de su origen, su procedencia, su tendencia, sus características técnicas, sus juegos de luces, su viveza.. hablaban de ella sin conocerla. 

-¿Cómo se puede describir a quien no se conoce?, ¿cómo pueden hablar de ella, si verdaderamente no la ven?

Una mujer no dejaba de mirarla fijamente, estaba intentando buscar sus ojos, el brillo de sus ojos, ya había alabado el color, las texturas, las pinceladas, la luz que emanaba y... Lucía estaba triste, una pequeña lágrima comenzó a correr por su mejilla.

-¡No me mire así, por favor... no me mire! -Su pequeño grito me cohibió, aunque no se daba cuenta de que nadie quería escucharla.

Interrumpí con sutileza a la mujer, que perdió su atención, y acto seguido prosiguió hablando con las personas que le acompañaban, de algo que tenía aquella obra pictórica... le escuché decir que tenía... "tamashi (魂)". De forma que atrajo la atención de los demás y seguía pronunciando aquella palabra, una y otra vez, todos confirmaban lo que ella decía, aseverando cada instante, mientras una vez más, no perdían detalle de Lucía. Una lágrima, recorrió toda su mejilla y fue a caer sobre el vestido que le puso su madre, una pequeña mota azul sobre un tejido celeste.

Una voz suave llamó la atención, volviendo los asistentes a iniciar su camino. 

Lucía me susurraba con un hilo de voz que apenas era perceptible... -No te vayas, no me dejes aquí sola.


Mientras todo el mundo proseguía el recorrido en la exposición, una pequeña mano buscaba esa otra.



Estaba el último, como siempre, se iban alejando y me acerqué aún más a Lucía, le extendí la mano y me la cogió.

-No te vayas, no me dejes sola. -Volvió a repetirme.
-No te preocupes Lucía, no te voy a dejar sola.

Ella lo miró, sus ojos brillaban y aquel lunar azul, aún brillaba sobre su vestido. Le recogí la lágrima con sumo cuidado con el dedo, se la deposité sobre su índice y le indiqué que no tenía que volver a llorar.

-¿Cómo te llamas?
-No tengo nombre.
-Sí, todo el mundo tiene un nombre, todo el mundo tiene que tener un nombre. ¿Cuál es el tuyo? -Mientras lo miraba con esos profundos ojos grises de tonalidades aquí verdes y allí azules.
-No tengo nombre Lucía. -Le decía mientras me agachaba y me ponía a su altura.
-Pues yo te voy a poner uno, déjame que piense...
-No te preocupes, no necesito ningún nombre. Nunca lo he necesitado y creo que los nombres no son necesarios.

Su ojos se clavaron en mí y no dejaba de observarme muy atentamente, mientras daba una vuelta a mi alrededor.

-Yo te he visto antes, en casa, aunque tu voz y tu aspecto... ya lo tengo... te voy a llamar, "no tengo nombre".

Una sonrisa iluminó mis labios y una carcajada resonó entre los pasillos de la galería, la gente se volvió...

-No tengo nombre, nos miran y no nos ven, pero te han escuchado.
-Sólo ven lo que quieren ver y escuchan lo que quieren escuchar.

Lucía se quedó en silencio, pero su mirada hablaba por ella.

-¿Por eso nadie te ve, por eso nadie me ve ahora, pero sí te han escuchado?
-Me han escuchado, pero realmente no lo deseaban.Así que lo han olvidado antes de memorizarlo, antes de que se convierta en un recuerdo. Ven algo de ti, Lucía, pero sólo lo que ellos quieren y lo que unos se traspasan a los otros, en ocasiones pueden coincidir contigo y en otras no. Sin embargo, realmente no te han visto, sólo se han acercado a la superficie mínima de esa imagen reflejada sobre el espacio de un lienzo, nada más. No son capaces de ver la luz que sale del cuadro, esa que mami ha creado para que no te sientas sola, para que no tengas frío, para que te sientas como en casa cuando juegas en el patio con la abuela. No ven ese vestido que tanto le gusta a mamá y que tu color preferido sea el celeste. No han visto el color de tus ojos porque necesitan ver para mirar... -Lucía le interrumpió.
-Pero ¿tú no lo necesitas, me ves, me escuchas?
-Claro, como tú, nosotros no necesitamos mirar para ver, ni escuchar para oír, ni tentar para sentir.
-Eres raro.
-¿Sí?
-¿Por qué la gente te tiene miedo?
-¿A mí o a ti, Lucía?
-A ti, claro, yo soy una niña.
-Eso es verdad, ninguna de las personas que están aquí para admirar estas obras de arte, se han dado cuenta de que tú eres una niña. Nadie te ha visto y eso ha pasado porque tienen miedo de verte. Ellos se quedan en lo sencillo, en lo superfluo, pero no te han visto y posiblemente es porque tienen miedo.
-Un día escuché que a ti te tienen miedo.
-¿Por qué me tienen que tener miedo?
-Porque eres capaz de verme y de escuchar lo que hay ahí encerrado.
-Ven, acércate, mira el cuadro que pintó mamá, ¿qué ves Lucía?
-No te entiendo.
-¿Qué ves Lucía, dónde estabas hace un instante?
-Es una casita pequeña, mami me la pintó para que estuviese cómoda, como en casa, huele igual, escucho los mismos sonidos, pero estoy sola... echo de menos cuando mami viene por la noche y me da un beso. -Una lágrima volvió a recorrer su mejilla -Quiero volver a casa, quiero estar con mamá, llévame a casa... ¿puedes?
-¿Es un deseo?
-¿Qué?
-Me estás pidiendo un deseo.
-Sí... quiero volver a casa, quiero ir con mamá.
-Deseo concedido.
-¿Me llevarás?
-¡Claro!, pero ya no es necesario llorar... ¿vale? Vamos Lucía, nos vamos, ¿te parece?
-Y ¿qué va a pasar con el cuadro de mamá?


-Lo podemos dejar así, no se van a dar cuenta, sólo ven una parte, verán lo que quieren ver, y aunque te parezca extraño te seguirán viendo, aunque es mejor decir, que lo creerán. -Su rostro evidenciaba que no estaba convencida.
-¿Podemos hacer otra cosa?
-¿Qué te gustaría hacer?
-Y si pintamos un bonito paisaje, ese color oscuro, realmente ocultaba un poco un campo de amapolas, a mamá le gustan mucho.
-¿Qué te parece si ponemos un precioso campo de amapolas con un bonito atardecer de tonalidades naranjas? Los atardeceres le gustan mucho a mamá y seguro que se dará cuenta. Ella sí verá que tú ya no estás en el cuadro, pero tampoco podemos preocuparla, así que al ver ese bonito atardecer y las amapolas sabrá que vuelves a casa... ¿te parece bien Lucía?
-Sí, me gusta, es bonito.
-Míralo ahora.
-¿Cómo lo has hecho?
-Eso es magia, pero no se lo digas a nadie. Es lo mismo que cuando tú has abandonado el cuadro.
-Eso es fácil. -Recibió una amplia sonrisa y un beso en la frente.


-¿Volvemos a casa Lucía, volvemos con mami?


-¡Sí! -Su rostro se iluminó.


-Lucía, ¿esto qué es?
-¡Es que me aburría!, y es el único sitio donde puedo pintar y que no estropeo nada... ¿te gusta?
-Por un momento me había olvidado de que eres una niña.

En una pared aledaña, se podía observar una obra, que representaba la pizarra de un colegio a la cual Lucía le había añadido algunas imágenes más.

-Hecho de menos el cole.

El alba irrumpe sobre un pequeño cuarto, la claridad lo inunda y una tonalidad cálida comienza a extenderse hasta que el Sol despunta sobre la línea del horizonte y se asoma tras la ventana de la habitación de un hogar.

-¡Buenos días mami!

Imágenes:


Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Mi agradecimiento al MEAM 
por la aportación a la cultura que realiza, más allá de cualquier frontera, e igualmente a todas aquellas obras seleccionadas y a sus autor@s, sin ell@s sería imposible.

Mi agradecimiento a Amaya Corbacho, 
gracias por la paciencia que ofreces a mis letras.

"alas de amapola" en "The Floor", el nuevo programa de Antena 3 presentado por Manuel Fuentes.

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