El silencio está en este amanecer, y tan solo una gota tras el cristal se atreve a rasgar con sus sonidos el aire de la aurora.
Aún los sueños vagan por la estancia y sólo puedo darles alcance con nuestro recuerdo.
El último crepúsculo de la Luna todavía puede verse en el horizonte, como las últimas aguas caídas sobre las ventanas.
Miro a través del cano de ella y aún me veo allí, al igual que aquí, sólo, en silencio y observando el pasar del no fluir del tiempo. Pero algo me llama en esta nublada mañana gris a través del cristal... la gota de agua.
- ¿Qué vienes a susurrarme hoy en la soñolienta calle?
- No vengo, sino a darte mis palabras hoy, igual que ayer. He hecho mi camino hacia este, tu cristal, aunque muy pronto tendré que marchar de donde no se puede retornar jamás.
- ¡No marches tan apesadumbrada amiga mía! Hoy he vuelto a evocarte mi nostalgia, y hoy, al igual que siempre, puedo verte tras esta mi estancia, tu estancia de cristal. Marcha allá donde eres la "una" caída del reloj y no olvides que evocaré mi anhelo hacia ti, hoy y mañana, para poder verte susurrar tras este nuestro cristal.
- Marcho ya, no me olvides, aunque ya haya caído.
Y en su caer, he visto fluir ante mí, la última gota caída en las estancias de cristal del tiempo.
Texto y dibujo de Jesús López.
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Qué preciosidad Jesús, tanto de texto como de imagen. Es simplemente, maravilloso. Besos :D
ResponderEliminarEs curioso cuando te encuentras esas viajas palabras sin tiempo, las escribí ayer, las leo hoy, han pasado más de treinta años y mañana las leeré ansiando que sean el futuro.
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