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viernes, 2 de octubre de 2020

Dos fotografías para una portada.

 Las dos fotografías que componen la portada de "La Nave de los Vientos".


La portada muestra una luna llena (derecha) que se ubicaba sobre Monte Perdido en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido en el municipio de Torla (Huesca). La perspectiva de la imagen nos ofreció la aparición de las sombras de las copas de los bosques de hayas y abetos, un día que regresábamos del ascenso a Monte Perdido, una vez en el valle nos detuvimos con el objeto de fotografiar el atardecer en Ordesa.

En la contraportada nos encontramos con una Superluna (izquierda), la fotografía fue tomada desde la puerta de casa en Setenil (Cádiz).

martes, 29 de septiembre de 2020

...la vieja...

 

..."la vieja"... así la llamábamos...

No tendría más de catorce años la penúltima vez que la vi, nos cruzábamos siempre sobre aquel puente de piedra, nunca he logrado verla fuera de él.

Su silencio, su soledad y su leve sonrisa cuando pasábamos a su lado, despertaba en el grupo de muchachos que la observábamos una muestra de respeto. No nos gustaba que la gente la molestase y menos aún, esa juventud que no respetaban a quienes ellos serían algún día, en más de un problema nos metimos por defenderla sin que se diese cuenta.

El penúltimo día que la vi le compramos un cartucho de pipas, sus precios, no eran de este tiempo, ella se había quedado en aquel lugar en donde alguna vez fue feliz y eso mismo hacía. Le pagamos, no su precio, sino el que realmente valía para nosotros, pero no se dio cuenta, sólo nos sonrió, eso fue suficiente.

Los años pasaron por mí, pero no por ella, ella seguía siendo igual de vieja, con la mirada gacha y una sonrisa guardada en la comisura de los labios en un tiempo que fue y volverá a ser. Esta vez vendía sus objetos personales, pequeñas historias contenidas, le compré uno de aquellos recuerdos, pero el objeto se lo dejé a quien pertenecía, a ella. Una vez más contemplé su sonrisa y aquellos ojos ya oscuros y opacos que estaban más cerca de ese tiempo en el cual será feliz. 


Me alejé y tomé esta única imagen, fue la última vez que la vi.

miércoles, 2 de septiembre de 2020

...sólo queda una canción de mujer...

 Cuando la imaginación llega a su límite,

ella acude a la realidad

y cuando la realidad alcanza su horizonte...

entonces sólo queda la letra de una vieja canción...

ya olvidada...


....una canción de mujer...


De la obra literaria La Nave de los Vientos.

Quedan reservados todos los derechos de la propiedad intelectual.

lunes, 17 de agosto de 2020

...azul...

 Sumido en un color, en una sensación, en una forma de vida, en unas letras... Azul. Inmerso en unas hojas en blanco que transforman su superficie para dejarse llevar por la palabra en algún lugar del gran Azul.











miércoles, 25 de septiembre de 2019

olor a pan

Imagen de Wences Iya

Olor a pan recién horneado, la luz cálida del amanecer, la sonrisa de las niñas, los pasos por las escaleras, las puertas que se abren y se cierran, los correteos entre las callejuelas y ojos expectantes.

Pasos, sonrisas, palabras y el olor a pan caliente entre sus manos.

Las niñas, casi tropezaron con ella, no la vieron, no la quisieron ver. Ella seguía agazapada frente al portal de una casa, me acerqué y una vez junto a ella... le pregunté.

-¿Estás bien? -le inquirí y viendo que no contestaba, le volví a interpelar-. ¿A qué juegas?

Giró la cabeza lentamente hacia arriba con una postura un tanto forzada, su rostro me miraba con unas insondables cuencas vacías. Sus labios, sonrosados, se abrieron mostrando una boca cerrada en sí misma, un grito gris y ahogado se extendió entre las calles.

La miré, sus inexistentes ojos oscuros me mostraron el horror de su pequeña vida, de su infancia.

-¿Estás sola...? no estés triste... vente conmigo -Al tiempo que me escuchaba y le pasaba la mano por su pelo ondulado ordenándolo.

Una ligera sonrisa en la comisura de los labios y su respuesta fue inmediata, agarró mi mano y se escondió en mi regazo.

Nos alejamos calle abajo... a su nuevo hogar.

-¡Mamá, hoy tenemos una nueva amiga para desayunar! -Los rostros de su mujer y de sus hijas quedaron petrificados en los de su marido y padre, no sin dejar escapar una sonrisa que conforme descendía se hacía más sincera.

Una mano se extendió y fue aceptada por otra mano gris.
-Ven conmigo cariño, siéntate, ¿cómo te gusta el pan? -Se fue retirando, mientras le besaba la cabeza y le acariciaba el pelo.

Las hijas miraban a su madre, mientras recibían un mensaje no evocado, pero sí pronunciado con una sencilla mirada.

Las niñas al unísono, dijeron como si las distancias fuesen infinitas...
-¡Mamá!, desayunamos y podemos salir a jugar, ¿a que sí? Di que sí, y nos vamos todas, salimos las tres.

Unos ojos inexistentes se despegaron un poco de la superficie de la mesa.

-¿Cómo te llamas? -Le infirió la más pequeña-. ¿Desayunamos y te vienes a jugar a la calle... cómo te llamas... cómo te llamas...?

No terminó de pronunciar su última palabra cuando unos pequeños ojos oscuros y muy brillantes miraron con una sonrisa.

-¡María!

-Pues cuando terminéis las tres podéis salir a jugar... ¿qué te pongo en el pan María...? -Un pequeño dedo sonrosado perdía sus sombras y con un toque mágico, vio como ella estaba junto a una mesa, un hogar, una familia... una sonrisa, un beso y la algarabía de las niñas jugando en la calle.

-¿Ella sabe que está muerta?

-¡No!
-Vivirá con nosotras hasta que encuentre a su familia.
-Creo que ya la ha encontrado... es muy pequeña. ¿Qué le pasó?
-Eso... mejor no te lo cuento. -Le dijo mientras le daba un beso en la mejilla y sus ojos se ocultaron tras unas lágrimas.

Correr de escaleras, llaman a la puerta, es María...

-¡Mamá, me puedes dar agua! -Unos pequeños ojos de tonalidad melada brillaban al ver aquella otra figura que le acercaba con una sonrisa entre los labios un vaso con agua.

Los ecos irrumpen entre los adoquines grises de la calle en un día azul y vestido de aromas de primavera. La algarabía de las niñas jugando en la calle evocan y alzan el único sonido que debe ser evocado y escuchado, el de su felicidad.

...pero es un sonido que sólo queda en mi mente... el olor a madera quemada inunda el ambiente, el humo es espeso, casi no me permite ver nada a mi alrededor. El olor se entremezcla con otros aromas, no logro distinguir nada, los sonidos de algarabía se entremezclan con otros confusos y que poco a poco van intensificándose hasta ser un sonido atronador en el silencio. 
Gritos de mujeres, lamentos de niños y allí, entre el humo, una niña me mira con lágrimas en los ojos. Una fetidez nauseabunda impregna el ambiente y se pega a mi piel, ese olor, es olor a carne quemada... las nubes se disipan lentamente para mí, y me ofrecen una única escena de esa gran obra, una mujer se está abrasando viva mientras las llamas salen desde el interior de la casa, recorren su cuerpo y la cubren de un beso frío del que nunca despertará. Su piel se oscurece, sus ropas se hacen cenizas al viento, mientras un sonido ahogado que ha escapado de su garganta lleva de la mano el de su recién nacido carbonizado a sus pies. La lengua de fuego lame en un viejo ritual lo que le han ofrecido, se alimenta, devora con gula y no olvida... las nubes de carne quemada se cierran y me ofrecen otra escena en este teatro en el cual no he pagado entrada...

La pequeña niña de ojos oscuros y lágrimas que recorren sus mejillas sucias me ofrece su mano, tiene miedo. Se la tomo y busco a mi hija, veo como quiere acercarse a algo que está a su lado... lo veo antes que ella, la llamo y mi mano llega a asir la suya antes que mi voz, las alejo a las dos de aquella imagen... los cuerpos quemados y ajusticiados de personas inocentes han sido apiladas como bestias inmundas, mientras arden al pie de la puerta de la iglesia. Las lenguas de fuego que todos juntos ofrecen alimentan a los que aún penden colgados de las cuerdas de aquellas horcas... quienes tienen que proteger, ofrecen su mano y el resto son cómplices con su silencio. Los dioses cierran sus puertas y sus representantes son partícipes de aquella orgía...

Estoy parado mientras el humo se disipa, el sonido de la algarabía viene de nuevo a inundar mi alma y todo vuelve a ser esa imagen sencilla y amena. Mi hija pide que la deje jugar con sus amigas entre las calles del pueblo y mi otra mano está vacía. Busco a quien me la había llenado por unos instantes, está allí, escondida entre las sombras del umbral de una casa, puedo escuchar su lamento, me acerco a ella, me arrodillo y le pregunto.

-¿Estás bien? -le inquirí y viendo que no contestaba, le volví a interpelar-. ¿A qué juegas?

Giró la cabeza lentamente hacia arriba con una postura un tanto forzada, su rostro me miraba con unas insondables cuencas vacías. Sus labios, sonrosados, se abrieron mostrando una boca cerrada en sí misma, un grito gris y ahogado se extendió entre las calles.

La miré, sus inexistentes ojos oscuros me mostraban el horror de su pequeña vida, de su infancia.

-¿Estás sola...? no estés triste... vente conmigo. -Al tiempo que me escuchaba y le pasaba la mano por su pelo ondulado, ordenándolo.

Una ligera sonrisa en la comisura de los labios y su respuesta fue inmediata, agarró mi mano y se escondió en mi regazo.

Nos alejamos calle abajo... a su nuevo hogar, el olor a pan recién hecho se extendía por toda la calle.


Oleo sobre tabla de Wences Iya, artísta plástico.
Texto de Jesús López.


Quedan reservados todos los derechos de la propiedad intelectual sobre el texto y la imagen.

sábado, 14 de septiembre de 2019

un día de septiembre en Madrid

...una mirada indiscreta en el cielo gris de la gran ciudad, descubre que una chica llevaba sobre su regazo un libro de color cobre, no sabía cómo acercarse, pero aquellas páginas le parecían familiares, leía... Setenil. Cuentos, historias y leyendas... la chica me miró, yo sólo le ofrecí una sonrisa...

(un día de septiembre en Madrid)



domingo, 18 de agosto de 2019

me acompañaron en la noche


Había una vez un baile en la profundidad de los mares, que estilizaba los deseos de quienes lo contemplaban. La primera fue la luna, que pidió de aquella melodía en sanguina, resucitar el azul. Después, fueron aquellos que se encontraban lejos del mar, querían reflejar en las estrellas la transparencia de un misterio.

Y así, de su vapor de agua, hicieron pinceles hasta la orilla, para dibujar con su canto de cuatro notas, poemas sin fin.

- Pintar es magia -dijo la más grade.

-Y escribir, seducción -contestó la pequeña.

Suenan las ballenas, las medusas y  las almas sobre un dibujo en movimiento.

Boceto de un cuento que respira bajo el mar.

Había una vez un sueño con escala en un espejo, en el que el mar sólo podía... sonreír.

A ellas que me acompañaron en la noche
A ti por hacerlas realidad.

Eva Inochi Cuentos
Escritora


Texto de Eva Inochi Cuentos.
Ilustración de Jesús López.

martes, 13 de agosto de 2019

de donde nacen los cuentos, las historias y las leyendas

Galería de la coracha de Setenil, en su excavación 
nos encontramos con cántaros de agua*.

Aquellas personas que habéis leído las leyendas de Bécquer e Irving, entenderéis mi pregunta con más facilidad, aquellas otras, aún estáis a tiempo. ¿Nunca os habéis planteado de dónde provienen algunos cuentos, algunas historias o algunas leyendas?

Pues esas escritas por Gustavo Adolfo Bécquer en sus Rimas y leyendas o por Washington Irving en los Cuentos de la Alhambra, o por quien escribe estas letras en Setenil. Cuentos, historias y leyendas, todas ellas tienen el mismo origen.

La gran mayoría habréis escuchado viejas historias de tesoros escondidos en profundas grutas, de enamoradas que esperaban a su amado, de su amado que quedaba esperando a su amada a la salida de una cueva o de aquella joven que iba a por agua y de la cual se enamoraba quien la veía por su sutil belleza, o de aquella joven que se bañaba de luz de luna a la salida de una gruta abierta en la pared de una montaña... pues todas ellas son la misma y todas ellas guardan un pequeño anhelo de verdad.

La coracha de Alhama de Granada guarda las mismas historias, 
las mismas leyendas, transmitidas de forma oral.

Antes de dedicarme a esa profesión que me lleva la mayor parte del día, leía todos aquellos libros que caían en mis manos, pero siempre ofrecía un espacio especial y me olvidaba del tiempo cuando tenía algunos de aquellos que hablaban del folklore. Por ellos guardaba una extraña atracción y una sutil predilección, de ahí, los estantes interminables de esas naves que han visto como he vaciado sus bodegas y las he llenado de otros muchos renglones, de otras muchas preguntas, de otras muchas respuestas.

Había una pregunta que siempre se mantenía, hasta que el mundo de la arqueología me ofreció una respuesta a todos esos libros que había leído y todas esas historias que me habían contado. Es verdad, no lo he dicho, yo soy una de esas personas que escucha a otra y escribe lo que dice, lo que cuenta, para que su conocimiento nunca se pierda y nunca sea olvidado.

Aljibe de la Fortaleza Nazarí de Setenil*.

La primera vez que escuché esa palabra fue de los labios de un amigo. Me encontraba sobre ella, se reía de mí porque no entendía la suerte que había tenido, aunque también decía que tenía que ordenar mis ideas y lo que sabía, porque aquel encuentro no era una casualidad, en absoluto, había encontrado algo realmente raro. Efectivamente así era, había encontrado como arqueólogo una construcción muy extraña y como amante de las letras y el folklore, la respuesta a muchas historias, aquella palabra, aquella respuesta era... coracha.

Un viaje espectacular por el interior de una leyenda. 
Mina de Ronda o Casa del Rey Moro de Ronda.
Coracha de Ronda.

Las corachas y concretamente, las de cierto período, estaban destinadas a la aguada, es decir, a proporcionar agua. Estas edificaciones se destacan, no ya por su dimensiones, sino por las galerías que ellas tienen con el objeto de tal fin, ese ha sido el recuerdo que ha permanecido vivo durante generaciones.


*LÓPEZ JIMÉNEZ, JESÚS., Setenil. Cuentos, historias y leyendas., Editorial La Serranía, Alcalá del Valle (Cádiz), 2016. págs.: 117 y 127.

Enlace a: Las corachas en al-Ándalus. Las corachas-minas en la frontera nazarí occidental.
https://static1.squarespace.com/static/54be61f8e4b096702d5145f5/t/57f6310a15d5dbc3f85f307f/1475752204299/T3-03-Lopez_Jim%C3%A9nez_pp._71-90.pdf


martes, 30 de julio de 2019

sábado, 20 de julio de 2019

La sardina

La sardina


La podemos leer de una manera:

     Era lo que había encontrado, una sardina, ella intentaba mirarme pero no podía, porque no tenía cabeza, la miraba y apenas rellenaba el plato, la dispuse sobre el mismo, apenas lo cubría. Era todo lo que tenía para almorzar, aunque aquella opípara pitanza la acompañé de un vaso de agua, que mantenía la misma temperatura de las calles de la ciudad, mientras vivía este estío.

O la podemos leer de otra  manera:

     Me encontraba andando por la calle, ella estaba desierta y sólo nos acompañaba el sórdido calor del estío, dejando mudas a las cigarras que no existían y que nos iba abrasando lentamente. Las parrillas verticales de los edificios nos ofrecen sus viandas y el postre ya se encuentra servido, se está derritiendo literalmente entre acera y acera, el asfalto queda como un único sabor no deseado, no por su regusto, sino porque se ha derretido y chorrea calle abajo.

     Alcanzo el vano de la puerta del portal, me sonreían los barrotes de la puerta de cristal con su boca desencajada, la abro y una bocanada ardiente se expele del interior de su garganta igual que un horno. Lo cruzo mientras me desea engullirme lentamente, entro en mi casa y el aire caliente huele a rancio. Las paredes arden, el aire es irrespirable y sin dilación busco en la cocina un vaso, el grifo escupe un líquido mugriento pseudotransparente, lo dejo a un lado rápidamente y busco algo para comer, el hambre me invade.

     Comencé a buscar por los armarios superiores, nada, me interné en los inferiores, no encontraba absolutamente nada. La nevera, idea olvidada y revolucionaria, vino a mi mente, la abrí con esperanza y ella me ofreció un espacio abierto, silencioso y sin emociones. El frío no existía en su cuerpo y el calor nunca la había abandonado. Sólo me quedaban los cajones, rebusqué uno a uno, hasta que un pequeño ruido... no, era un tenedor, sólo era eso. Pero el sonido persistía, balanceé el cajón hasta que una pequeña caja plateada se asomó a saludarme. No decía nada, pero yo lo escuchaba todo, era una lata de sardinas. Era lo único que tenía para almorzar, así que me dispuse a preparar la mesa, sobre un mantel ya raído coloqué el tenedor, el vaso de agua que anteriormente me había servido y que seguía igual de caliente. Un plato de cristal permanecía donde siempre, donde sólo estaba mi único plato, lo dispuse sobre la mesa y acerqué la lata de sardinas. La abrí, un  olor a sardinas invadió el espacio circundante, cálido, aceitoso y nada más. Yo la miré a ella y ella me miró a mí, aunque yo podía hacerlo porque no tenía cabeza.
     Estaba sola y no era muy grande, igualmente se había comido a sus hermanas en la espera, no la dejé pensar mucho tiempo, la dispuse en soledad sobre el plato. Todo estaba preparado para tomar el almuerzo del día. Y ahora, sólo quedamos ella y yo.


     Yo y la sardina.

     Nunca sabré de los mares que cruzó, de los viajes con sus hermanas, de sus deseos bajo las frías aguas oceánicas, del color de su piel bajo el agua, del reflejo de sus escamas y... de los sueños de cualquier pez.
     El mar se disipa con las imágenes y ella queda ahí, esperándome con esperanza. La tomo con delicadeza, la dispongo en la que fue su ataúd y hacemos un largo viaje, ella y yo.
     He llegado, hemos llegado, saco la lata y la inclino para que pueda ver, aunque no tenga cabeza, las olas, las aguas del mar, y me acerco a la orilla dejándola libre. Ella cae con indecisión, pero ahora, ella ya es libre, la sardina ya es libre.


jueves, 4 de julio de 2019

la libélula

anoche, una pequeña libélula de color rojo se había introducido en mi habitación, no sé por qué ha venido, la tengo a mi lado, por unos instantes dudo, me mira y ahora la comprendo... no tengas miedo, te cuidaré y mañana, junto con las primeras luces del alba y al romper la luz del sol el amanecer, volverás con ella, pero no te olvides de llevarle esta pequeña palabra que le escribo y te entrego...

Un sueño con alas de Cristina Díaz


Ayer, alguien me hizo el regalo más bello 
que una persona puede recibir... gracias Cristina.

Ilustración: Cristina Díaz
Texto: Jesús López

Quedan reservados todos los 
derechos de la propiedad intelectual.

lunes, 1 de julio de 2019

...fui descubriendo su tez...


...fui descubriendo su tez hasta que me di cuenta de que ella llevaba grabada sobre su piel todas las líneas del tiempo...

cuando una obra nace, aromas a mar y... ella estará entre tus manos el próximo verano






viernes, 28 de junio de 2019

la creadora de almas


Que lejos te vas mi niña...

Mi obra "Lucía a solas" adquirida por EL JM MEAM Museo europeo de arte moderno, ha sido seleccionada para formar parte de una exposición de pintura española contemporánea en Japón. Será expuesta en mayo de 2019 en Hoki Museum en Chiba (cerca de Tokio) y durará hasta septiembre. Luego se expondrá en Saga (cerca de Nagasaki) en el último trimestre de 2019.

Muchas gracias al MEAM por contar con mi obra para esta maravillosa exposición.

Amaya Corbacho


Hace algún tiempo me encontré unos inconmensurables ojos azules que me miraban, ellos eran una voz entre letras e imágenes pintadas.

Tengo que confesar que me quedé absorto viendo aquella imagen sobre la pantalla, pero al día siguiente me encontraba buscando de nuevo aquellos ojos azules, los encontré y no podía entender las historias que los ojos infantiles de esa niña me contaban.

No lograba comprender, como habían creado aquel rostro, así que intenté obtener algunas preguntas a unas respuestas que me miraban intensamente.

Encontré la obra...

"miniatura Sara"
Oleo sobre lienzo
30x30 cm

en unos primeros momentos no sabía quién lo había pintado o como yo lo veo, quien lo había escrito...


y encontré un nombre para quien da vida y alma a una mirada.



Hace unos instantes he podido estar junto a quien les da vida.


La nota de color en el pincel que se proyecta sobre las superficies de los lienzos abiertos, nos permiten sentir una "pintura" que ofrece mucho más que técnicas y resultados magistrales... Amaya es una "creadora de almas". 

Gracias por permitirme soñar y ante todo, querida amiga, lo que más agradezco es tu amistad, aunque no puedo olvidar que eres tú quien pinta mis letras.


"No hace mucho, me encontraba en silencio, no había vida sobre el papel en blanco, me encontraba enmudecido, junto a mi se sentó la sombra de una imagen, era Amaya, entre sus dedos podía vislumbrar la forma difuminada de unos pinceles.

Sin decirme nada, me ofreció dos cosas, una sonrisa y su mirada. Alargó la mano y me ofreció unas letras pintadas por ella... a partir de ese instante siempre tengo algo que contar, porque en lo más profundo del tintero y en la superficie de esa página en blanco que acaricia la pluma, ella ha dejado sus letras pintadas para que las utilice en crear imágenes.

Al final... ella pinta letras para mí y yo escribo imágenes para ella."



Ayer, Amaya  hizo realidad un sueño, el mío.


Amaya Corbacho y Jesús López
(ella pinta sus letras y él escribe imágenes para ella)

Y quién es Amaya... es una pintora que desde muy corta edad descubre que su camino, su vida, está en torno a la pintura y de forma muy especial, vinculada al género del retrato.

En él, Amaya imprime su visión muy íntima de las personas, destacando por encima de todo, el enfoque que realiza de la infancia y de las personas mayores. 



Sus obras no se desarrollan en ámbitos planos sino en una perspectiva que conlleva diferentes unidades en las cuales, cada una te ofrecerá un lenguaje, una lectura diferente. El conjunto de unidades interdependientes ofrecen una pintura subjetiva que se encuentra mucho más lejos de la pintura realista, que es la que vemos y mucho más lejos de la pintura surrealista, que es la que sentimos. Su vida, sus sentimientos, sus sonrisas, sus lágrimas, sus anhelos, sus sueños y sus deseos están implícitos en la pincelada más difícil, aquella que no tiene color y se encuentra implícita en la obra, es una pintura (la pincelada) del alma. 



Amaya es especialista en la pincelada que no tiene color, ese tubo de oleo, esa paleta de color plata que ella utiliza, tiene sobre su piel un color que no se ve, pero cuando lo proyecta sobre los lienzos en blanco, impregna no sólo su alma, sino la que otorga a aquello que pinta.


Posiblemente, ella no lo sepa, 
pero pinta almas, ella tiene el don de crear almas,
lo cual, es un concepto completamente diferente
 en el mundo del arte.


Los ojos que nos ofrece a través de la infancia, nos permite vislumbrar los escenarios en los cuales ella vive y los escenarios en los cuales viven sus sentimientos, son dos planos muy diferentes de las miradas que nos ofrece, y todo ello es capaz de mostrarlos en un espacio reducido y transparente como son unos ojos claros.


Aunque también es capaz de otorgar una fuerza increíble a través de la mirada, rompiendo desde el mundo subjetivo, de la imagen del lienzo, al mundo real, existe un ejemplo muy claro en la exposición. Ella irrumpe de forma personal a través de la mirada como primera persona, como ser de vida y protección. Convirtiéndose en algo y en un concepto que está más allá de la obra física.


Atendiendo a esta perspectiva, ella lo ofrece con la luz. Su obra no juega con matices de iluminación, no sólo crea iluminaciones excepcionales en ámbitos sombríos o al atardecer, lo cual desarrolla con absoluta maestría, sino que sus obras irradian la luz hacia el exterior del cuadro. Superan la línea horizontal de una superficie acotada y la luz, a la cual le da vida, se proyecta físicamente fuera del mismo. El planteamiento que os ofrezco puede ser difícil de comprender, pero muy fácil de entender, comprobaréis físicamente como existe más luz alrededor de sus obras y como ella cambia entorno a las mismas. La luz de sus obras iluminas los pasillos, las estancias y a aquellas personas que las miran.


El simbolismo está implícito en cualquier instante, en cualquier detalle, las amapolas, la luz del atardecer, sus hijas, sus ojos son su más precioso regalo.

Exposición 2019 Ávila





He tenido la suerte de escuchar su voz, de ver su alma y de haber tenido el privilegio de que me mostrase lo que proyecta a través de sus dedos con la sutil figura de un pincel.


Gracias por muchas cosas, pero ante todo, por tu amistad.







lunes, 3 de junio de 2019

alas de amapola en clases de "haiku" y pintura "sumi-e"

Un sonido irrumpe en la noche, alguien que te ofrece una sonrisa, amistad... una conversación...

Me entrega una palabra suspendida en una imagen, siempre he sentido deleite por la literatura y la pintura japonesa, "alas de amapola" tiene parte de esa influencia, estando más palpable en los dibujos.

A pesar de ello, no me esperaba que se utilizase a "alas de amapola", como muestra del alma Zen en unas clases de "Haiku" y pintura "sumi-e".

No puedo negar que me emocioné.

Siento necesitar tantas palabras para expresarme, pero no hablo bien vuestra lengua, la verdad es que no hablo bien ninguna, lo único que entiendo, al escucharlo, es el silencio.

gracias por hacer posible que ellas sigan volando

tu alma
una mariposa
nacida flor


Gracias L

"alas de amapola" en "The Floor", el nuevo programa de Antena 3 presentado por Manuel Fuentes.

 " alas de amapola " en   " The Floor ", el nuevo programa de Antena3 presentado por Manuel Fuentes. Mi agradecimiento a...