Allí, fuera de su hogar, de su pequeño estudio, ya no había nada, salvo una eterna niebla que todo lo inunda y lo ilumina.
Ella no las puede ver, ya no las puede sentir, sólo son para ella un bello recuerdo y la creencia de que muy pronto las volverá a ver.
Azul, una mota azul sobre el pincel lo cambió todo... ella pintó sus ojos de azul.
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