viernes, 6 de julio de 2018

Setenil, una lectura en el estío.

Tras las páginas doradas de este libro, podrás encontrar historias que te acompañen antes de conciliar el sueño del estío.

Imagen de Setenil, Ven y Vívelo

Los años han pasado, pero son los recuerdo, aunque efímeros, los que en ocasiones nos despiertan de nuestros sueños.

No hace mucho, nos encontrábamos en las tierras del norte, gente de vida dura, amistad sincera y un clima indomable. La jornada en la alta montaña había sido extenuante, en pleno verano habíamos cruzado las nieves. Los edelweiss se extendían a nuestros pies y las siluetas de los viejos gigantes se postraban ante nosotros dormidas. En el hogar, en la tranquilidad de la noche, bajo la protección de los "espantabrujas" y ante el candor de una tenue luz que nos iluminaba, rememorábamos el día, los momentos difíciles, los retos superados, las imágenes tomadas y, siempre, aquellos relatos nacidos de viejas historias.

Allí, en el jardín de la casa, entre viejos vinos de roble, las leyendas de la tierra cobraron lugar en la conversación y un nombre fue pronunciado, "Conjuelo" (los diablos del canuto o diablos de la caña). La mente despertó una imagen nacida veintisiete años antes en Setenil. El Chacho José, con ese café con leche en la merienda de la tarde, relataba un viejo cuento contado por su madre y, a sus vez, por su abuela. Lo había olvidado, peor en ese momento me volvieron algunos instantes y, sobre todo, el relato copiado sobre una vieja libreta y vuelto a pasar sobre unos folios en blanco que se guardaban en el interior de una carpeta decorada con tintas en aceite. Ese cuento, ese relato, fue contado unas décadas antes en Setenil y, también, una madre se lo contó a su hijo en aquella década de los años veinte.

Un cuento, una historia de Setenil que no se ha perdido en el olvido que el tiempo le otorga en ocasiones.

El Diablo Cojuelo
(El Diablo Conjuelo, Los Diablos del Canuto o Diapleros)

Esta historia fue contada una tarde de verano de finales de los años ochenta. Mientras sus dedos oscilaban en torno a un vaso de café en aquella tarde de estío, le pedí que me contase una de esas viejas historias que aprendió de su madre sobre el pueblo. Rápidamente me dijo: "El diablo de la caña", y cogiendo un cuchillo a modo de modelo, comenzó a explicarme en qué consistía.

LÓPEZ JIMÉNEZ, JESÚS. Setenil. Cuentos, historias y leyendas, Editorial La Serranía. Alcalá del Valle (Cádiz), 2016. pp.: 99-100.

Quedan reservados todos los derechos de la propiedad intelectual.

Editorial La Serranía: http://www.laserrania.org/producto/setenil-cuentos-historias-y-leyendas/

2 comentarios:

  1. Ni te imaginas las ganas que tengo de devorarlo. Como tú bien sabes tengo este maravilloso libro en casa, llamándome a voces, y deseando estoy de conocer todas esas historias y leyendas.

    ¡Buen verano! :D

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  2. No te apures, dentro de poco estaremos contando nuestras propias historias.

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