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miércoles, 18 de septiembre de 2019

"alas de amapola" da la vuelta al mundo

"alas de amapola" ya está presente en 130 países, desde la editorial ExLibric, se me comunica que la pequeña obra de "alas de amapola" ya puede ser adquirida en 130 países, la cual ha sido leída en 14 y conocida en 45 países de todo el mundo, gracias al acuerdo llevado a cabo con @BookDepository . Mi agradecimiento a tod@s l@s lector@s por haberlo hecho posible.

lunes, 16 de septiembre de 2019

Lucía a solas


He llegado por fin a Asumigaoka (Japón), se lo había prometido, en los últimos días la notaba inquieta, cansada, me preocupa, es una niña muy pequeña.   


El murmullo se acercaba, las sombras confundidas dieron paso a imágenes de cuerpos que deambulaban entre conversaciones ininteligibles, avanzaban en oleadas regulares, deteniéndose ante las orillas de cada ventana abierta.

Hablaban, avanzaban, se detenían, observaban, hablaban, avanzaban, se detenían... pero de entre todos ellos, una mirada era esquiva, atrajo mi atención.

Ella estaba allí, con su mirada escondida, con las manos unidas y con aquel vestido azul que tanto le gustaba a su madre. Estaba sola, junto a un viejo baúl cubierto que tanto le gustó en su infancia, pero no tenía a nadie, se sentía olvidada, y estaba callada, en silencio, sólo sus ojos claros evidenciaban que ella no era como las demás. 

Los cuadros se dispusieron durante los días anteriores. El silencio de las salas sólo era irrumpido por los operarios que iban y venían con el objeto de cumplir un plazo, ofrecer un principio. Aquella noche previa fue sobrecogedora, las salas estaban oscuras.

La semipenumbra ganaba espacio a la luz y ofrecía una sensación extraña.

Aquella noche previa fue sobrecogedora. Los cuadros se dispusieron  en un orden externo, en él vivirían en un trozo de pared. Las estancias empezaron a quedarse solitarias, luego las obras quedaron solas y con una luz efímera, porque muy pronto permanecieron en una oscuridad casi absoluta. 


El silencio en el museo me invadía, la oscuridad que vino luego era extraña porque acompañaba a algunas de las obras, pinturas sobre superficies planas, imágenes guardadas sobre espacios horizontales, sin vida. 

Iba pasando al lado de ellos, sin que despertasen. Su silencio era extraño, pero al fondo de la galería, una pequeña luz trémula invadía un recodo de un pasillo. 



La luz era clara, suave y con unas pequeñas tonalidades celestes.

Allí estaba ella, sola, callada, en silencio y sin moverse para nada, pero no podía evitar que la luz se proyectase fuera de la imagen acotada del cuadro en el cual estaba encerrada.

Sabía que iba a estar un tiempo viajando, pero creo que no se ha acostumbrado del todo a esta nueva aventura.

Paso a su lado, no me dice nada, sé que su mirada me sigue, aunque no me ve completamente, porque tiene la mirada tan gacha que no es capaz de observarme completamente. Ella sigue obedeciendo a su madre, pese a todo, tal y como le había prometido, a la que tanto ama.

Las luces de las lámparas invadieron cualquier rincón, los ecos se proyectaban, le hice un gesto para que guardase silencio.

El sonido se hacía a cada instante más profuso, por suerte no necesitaba que me viesen, así que era invisible para ellos, ese mundo que han creado y en el que necesitaban vivir.

Las cámaras se encendieron y la presentación dio paso a esa siempre presente, primera visita guiada.




Cada cuadro es descrito, analizado, expuesto y probablemente desnudado ante quienes tienen frente a él. Las miradas se arremolinan en torno al mismo y muchas miradas son cómplices de comentarios entre susurros.



Nos acercábamos a Lucía, la notaba nerviosa, las personas cruzaban por delante de ella, mientras sus ojos comenzaron a clavarse sobre su piel. 

Yo veía a una niña pequeña asustada y lejos de su madre, yo veía a Lucía, a la pequeña Lucía.

Hablaban de su origen, su procedencia, su tendencia, sus características técnicas, sus juegos de luces, su viveza.. hablaban de ella sin conocerla. 

-¿Cómo se puede describir a quien no se conoce?, ¿cómo pueden hablar de ella, si verdaderamente no la ven?

Una mujer no dejaba de mirarla fijamente, estaba intentando buscar sus ojos, el brillo de sus ojos, ya había alabado el color, las texturas, las pinceladas, la luz que emanaba y... Lucía estaba triste, una pequeña lágrima comenzó a correr por su mejilla.

-¡No me mire así, por favor... no me mire! -Su pequeño grito me cohibió, aunque no se daba cuenta de que nadie quería escucharla.

Interrumpí con sutileza a la mujer, que perdió su atención, y acto seguido prosiguió hablando con las personas que le acompañaban, de algo que tenía aquella obra pictórica... le escuché decir que tenía... "tamashi (魂)". De forma que atrajo la atención de los demás y seguía pronunciando aquella palabra, una y otra vez, todos confirmaban lo que ella decía, aseverando cada instante, mientras una vez más, no perdían detalle de Lucía. Una lágrima, recorrió toda su mejilla y fue a caer sobre el vestido que le puso su madre, una pequeña mota azul sobre un tejido celeste.

Una voz suave llamó la atención, volviendo los asistentes a iniciar su camino. 

Lucía me susurraba con un hilo de voz que apenas era perceptible... -No te vayas, no me dejes aquí sola.


Mientras todo el mundo proseguía el recorrido en la exposición, una pequeña mano buscaba esa otra.



Estaba el último, como siempre, se iban alejando y me acerqué aún más a Lucía, le extendí la mano y me la cogió.

-No te vayas, no me dejes sola. -Volvió a repetirme.
-No te preocupes Lucía, no te voy a dejar sola.

Ella lo miró, sus ojos brillaban y aquel lunar azul, aún brillaba sobre su vestido. Le recogí la lágrima con sumo cuidado con el dedo, se la deposité sobre su índice y le indiqué que no tenía que volver a llorar.

-¿Cómo te llamas?
-No tengo nombre.
-Sí, todo el mundo tiene un nombre, todo el mundo tiene que tener un nombre. ¿Cuál es el tuyo? -Mientras lo miraba con esos profundos ojos grises de tonalidades aquí verdes y allí azules.
-No tengo nombre Lucía. -Le decía mientras me agachaba y me ponía a su altura.
-Pues yo te voy a poner uno, déjame que piense...
-No te preocupes, no necesito ningún nombre. Nunca lo he necesitado y creo que los nombres no son necesarios.

Su ojos se clavaron en mí y no dejaba de observarme muy atentamente, mientras daba una vuelta a mi alrededor.

-Yo te he visto antes, en casa, aunque tu voz y tu aspecto... ya lo tengo... te voy a llamar, "no tengo nombre".

Una sonrisa iluminó mis labios y una carcajada resonó entre los pasillos de la galería, la gente se volvió...

-No tengo nombre, nos miran y no nos ven, pero te han escuchado.
-Sólo ven lo que quieren ver y escuchan lo que quieren escuchar.

Lucía se quedó en silencio, pero su mirada hablaba por ella.

-¿Por eso nadie te ve, por eso nadie me ve ahora, pero sí te han escuchado?
-Me han escuchado, pero realmente no lo deseaban.Así que lo han olvidado antes de memorizarlo, antes de que se convierta en un recuerdo. Ven algo de ti, Lucía, pero sólo lo que ellos quieren y lo que unos se traspasan a los otros, en ocasiones pueden coincidir contigo y en otras no. Sin embargo, realmente no te han visto, sólo se han acercado a la superficie mínima de esa imagen reflejada sobre el espacio de un lienzo, nada más. No son capaces de ver la luz que sale del cuadro, esa que mami ha creado para que no te sientas sola, para que no tengas frío, para que te sientas como en casa cuando juegas en el patio con la abuela. No ven ese vestido que tanto le gusta a mamá y que tu color preferido sea el celeste. No han visto el color de tus ojos porque necesitan ver para mirar... -Lucía le interrumpió.
-Pero ¿tú no lo necesitas, me ves, me escuchas?
-Claro, como tú, nosotros no necesitamos mirar para ver, ni escuchar para oír, ni tentar para sentir.
-Eres raro.
-¿Sí?
-¿Por qué la gente te tiene miedo?
-¿A mí o a ti, Lucía?
-A ti, claro, yo soy una niña.
-Eso es verdad, ninguna de las personas que están aquí para admirar estas obras de arte, se han dado cuenta de que tú eres una niña. Nadie te ha visto y eso ha pasado porque tienen miedo de verte. Ellos se quedan en lo sencillo, en lo superfluo, pero no te han visto y posiblemente es porque tienen miedo.
-Un día escuché que a ti te tienen miedo.
-¿Por qué me tienen que tener miedo?
-Porque eres capaz de verme y de escuchar lo que hay ahí encerrado.
-Ven, acércate, mira el cuadro que pintó mamá, ¿qué ves Lucía?
-No te entiendo.
-¿Qué ves Lucía, dónde estabas hace un instante?
-Es una casita pequeña, mami me la pintó para que estuviese cómoda, como en casa, huele igual, escucho los mismos sonidos, pero estoy sola... echo de menos cuando mami viene por la noche y me da un beso. -Una lágrima volvió a recorrer su mejilla -Quiero volver a casa, quiero estar con mamá, llévame a casa... ¿puedes?
-¿Es un deseo?
-¿Qué?
-Me estás pidiendo un deseo.
-Sí... quiero volver a casa, quiero ir con mamá.
-Deseo concedido.
-¿Me llevarás?
-¡Claro!, pero ya no es necesario llorar... ¿vale? Vamos Lucía, nos vamos, ¿te parece?
-Y ¿qué va a pasar con el cuadro de mamá?


-Lo podemos dejar así, no se van a dar cuenta, sólo ven una parte, verán lo que quieren ver, y aunque te parezca extraño te seguirán viendo, aunque es mejor decir, que lo creerán. -Su rostro evidenciaba que no estaba convencida.
-¿Podemos hacer otra cosa?
-¿Qué te gustaría hacer?
-Y si pintamos un bonito paisaje, ese color oscuro, realmente ocultaba un poco un campo de amapolas, a mamá le gustan mucho.
-¿Qué te parece si ponemos un precioso campo de amapolas con un bonito atardecer de tonalidades naranjas? Los atardeceres le gustan mucho a mamá y seguro que se dará cuenta. Ella sí verá que tú ya no estás en el cuadro, pero tampoco podemos preocuparla, así que al ver ese bonito atardecer y las amapolas sabrá que vuelves a casa... ¿te parece bien Lucía?
-Sí, me gusta, es bonito.
-Míralo ahora.
-¿Cómo lo has hecho?
-Eso es magia, pero no se lo digas a nadie. Es lo mismo que cuando tú has abandonado el cuadro.
-Eso es fácil. -Recibió una amplia sonrisa y un beso en la frente.


-¿Volvemos a casa Lucía, volvemos con mami?


-¡Sí! -Su rostro se iluminó.


-Lucía, ¿esto qué es?
-¡Es que me aburría!, y es el único sitio donde puedo pintar y que no estropeo nada... ¿te gusta?
-Por un momento me había olvidado de que eres una niña.

En una pared aledaña, se podía observar una obra, que representaba la pizarra de un colegio a la cual Lucía le había añadido algunas imágenes más.

-Hecho de menos el cole.

El alba irrumpe sobre un pequeño cuarto, la claridad lo inunda y una tonalidad cálida comienza a extenderse hasta que el Sol despunta sobre la línea del horizonte y se asoma tras la ventana de la habitación de un hogar.

-¡Buenos días mami!

Imágenes:


Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Mi agradecimiento al MEAM 
por la aportación a la cultura que realiza, más allá de cualquier frontera, e igualmente a todas aquellas obras seleccionadas y a sus autor@s, sin ell@s sería imposible.

Mi agradecimiento a Amaya Corbacho, 
gracias por la paciencia que ofreces a mis letras.

sábado, 14 de septiembre de 2019

un día de septiembre en Madrid

...una mirada indiscreta en el cielo gris de la gran ciudad, descubre que una chica llevaba sobre su regazo un libro de color cobre, no sabía cómo acercarse, pero aquellas páginas le parecían familiares, leía... Setenil. Cuentos, historias y leyendas... la chica me miró, yo sólo le ofrecí una sonrisa...

(un día de septiembre en Madrid)



viernes, 13 de septiembre de 2019

las pinceladas de la libélula


Intentaba escribir algo sobre esa página en blanco, pero ni el lápiz me ofrecía letras ni la pequeña lámpara, esa que me miraba con su único ojo, lograba que encontrase palabras escondidas en esa superficie que guarda dentro de ella todos los textos que están aún por trazarse, como caminos sobre la piel. Su luz amarillenta se extendía sobre el pequeño espacio de la mesa y se venía a entrelazar entre mis dedos, creando juegos de luces y sombras.

La luz del patio entraba a través de una pequeña puerta de cristal entreabierta, pero lo que me llamó realmente la atención fueron aquellos dos pequeños ojos que se asomaban como si quisieran no ser vistos, se asomaba una vez y otra... hasta que terminé por levantarme, y al acercarme con cuidado, pude verla, era ella, la pequeña libélula. Se posó un instante sobre la punta de mi dedo y me miró muy atentamente con sus inconmensurables ojos negros, el brillo que me ofrecían los tuve que seguir, porque rápidamente salió volando y tras unos giros imposibles se detuvo sobre el lápiz. Su mirada se hizo penetrante, sus alas se comenzaron a mover, al principio muy lentamente, hasta que pudo alzar el vuelo, pero esta vez era suave, detenido, como si bailase con las nubes, aunque sus pequeñas patas volvieron a ofrecerme una imagen sobre el lienzo en blanco del papel. Su cuerpo granate ofrecía destellos que permitían ver lo que estaba dibujando, lo que estaba escribiendo, el pequeño dibujo era sutil, apenas visible.

El lápiz y el pincel los posó sobre ese mar de nubes en calma, superficie tersa que espera que le den color. No me dejó decirle nada.

Volvió al patio, estaba de nuevo allí, tranquila, volando de aquí para allá, y mostrando sus pequeños ojos a través de los cristales, se asomaba curiosa, como cuando la infancia te mira y aparece de forma curiosa y entrañable.

Pero, mientras intentaba escribir, mi mirada se me escapaba y la seguía, al principio se asomaba, pero posteriormente desaparecía durante unos instantes para volver a aparecer con sus pequeños ojos expectantes. Y como en un juego de niñas y niños, el silencio evidencia travesuras, no me dio tiempo a levantarme para espiarla entre visillos, sus ojos volvían a asomarse, disimulé lo mejor que pude y el silencio nos rodeo. Yo aparentando que mi mente se llenaba de letras y mi mano de palabras, y ella, la libélula, seguía volando tranquila y con disimulo, hasta que un pequeño reflejo naranja invadió mi rabillo del ojo.

Tras aquella pincelada naranja le prosiguió otra blanca, amarilla, cobre... mis ojos quedaron abiertos, muy abiertos sobre aquella extraña escena que se estaba desarrollando tras el cristal de la puerta en el interior del patio. Y como si fuera una pecera, aquellos peces que vivieron en aquel estanque hoy vacío, volvieron a nadar, detrás de la pequeña libélula granate, sus destellos metálicos nadaban  dentro de ese ambiente a tierra mojada. Me miraban con sus pequeños ojos oscuros y mirada intensa entre escamas metálicas que lucían bajo la luz de una mañana azul, sus pequeñas bocas me volvían a ofrecer esas vocales que les enseñe, una pequeña "a" y una enorme "o".

La libélula volaba entre ellos, y juntos nadaban de aquí para allá, la pequeña libélula y los peces de vivos colores, jugaban sin descanso en una amistad que me ofreció una primera letra con la cual poder empezar a escribir.

martes, 10 de septiembre de 2019

un árbol habla y el bosque escucha

...algún día, nuestros sueños se unirán y crearemos mundos conjuntos, de momento soñamos y tenemos el don, esa magia de los antiguos, cuando relataban historias a la luz de la lumbre, historias trágicas, divertidas, emocionales y por supuesto de amor, donde la imaginación sería el vínculo transformador entre el mito y la realidad...
Ricardo Reina Martel (Escritor)



..."algún día nuestros sueños se unirán"... ¿o ya se han unido?...un árbol habla y el bosque escucha. 

Viejo amigo, de esa forma, una palabra singular es conocida y perdura no sólo en el conocimiento individual, sino en el colectivo, y esa palabra, ella, no será olvidada nunca, porque siempre existirá alguien que la valore y la ofrezca de nuevo. 

No olvidar es algo muy importante. 


Sé, que te has dado cuenta...  creas sueños y a su vez los conviertes en realidad, siendo capaz de concebir puertas y abrir ventanas, por  ellas, los que no somos capaces de imaginar, igualmente nos podemos asomar. 


Ella es Madre Haya... un árbol habla y el bosque escucha.




viernes, 30 de agosto de 2019

El viento se levanta ente "los contadores de sueños"

Ricardo Reina Martel

El viento se levanta, miramos hacia detrás y percibimos que aún no ha concluido nuestra historia. Intuimos que aún hay vida por delante y que tenemos historias que contar, que nos quedaremos cortos y que pertenecemos a un linaje muy antiguo que han conseguido hacer mejor este mundo; los contadores de sueños, aquellos que tenemos el don de convertir la fantasía en realidad.

alguien le dice...
Gracias a "los contadores de sueños", aquellos que tenéis el don de convertir la fantasía en realidad... Sí, vuestro linaje es muy peligroso en el mundo actual, gracias por estar siempre ahí.

él le contesta...
Más peligroso de lo que pensamos, abrimos mundos, abrimos puertas...

Texto de Ricardo Reina Martel

A lo largo de estos cortos caminos de nuestras existencias, nos encontramos con personas, que no sólo viven una vida, sino que coexisten con varias a la vez. Si llegas a percatarte de ello, esto no será lo más sorprendente, ya que si realmente los ves y los sientes, tal vez puedas llegar a conocer a uno de ellos, tal vez. Porque igualmente ahora puedes descubrir que pertenecen a ese grupo especial de personas que son capaces de convertir lo que tradicionalmente conocemos como fantasía en nuestra propia realidad y aquel a quien percibimos con el nombre de Ricardo, es una de esas personas que pertenecen a la estirpe de "los contadores de sueños". Él es una persona justa, por eso puede convertir nuestras fantasías y crearlas en la realidad de nuestro día a día.

Si no tienes sueños y encuentras a un@ de ell@s, sigue su camino.


Cartas a Thyrsá es una puerta... ¿te atreverás 


a cruzar su umbral


y saltar a tu libertad?

Cartas a Thyrsá es una puerta... ¿te atreverás a cruzar su umbral y saltar a tu libertad?

martes, 27 de agosto de 2019

ella me regaló el mar y en su reflejo las montañas

en ocasiones hay quien te regala la luna y el mar, y su reflejo te muestra el sol y las montañas

hoy es un día muy especial para aquella persona que me ofreció, un pedazo de un mar inolvidable, el de sus recuerdos, ese que nunca se olvida y siempre te acompañará

la conversación aún hoy vive latente en mi recuerdo, aunque nunca te hablé de su reflejo, no me ofreciste un regalo, me otorgaste tres

el mar

su reflejo... la montañas

ella me regaló el mar y en su reflejo las montañas

Litografía de Amaya Corbacho
Imagen de Jesús López

lunes, 26 de agosto de 2019

azul

¿a qué huele el color azul?



No hace mucho una niña me preguntó...
- ¿A qué huelen los colores?
No esperó mi contestación y estuvo contándome a que huelen los colores.

Ahora, ella nos pregunta... - ¿qué fragancia tiene el color azul?

jueves, 22 de agosto de 2019

a ustedes... no

OM, 
yo soy OM, 
mi nombre es Om, 
y soy un árbol. 
Podéis quemar
hasta el último de nosotros, 
que no os importe, 
luego os plantearéis 
qué respiraréis... 
pero no os preocupéis, 
nuestra madre es sabia 
y de una u otra forma, 
volverá a darnos vida, 
pero a ustedes... no,

porque
ya la habíais perdido.




martes, 20 de agosto de 2019

una tarde de verano con Margarita Hans

Margarita Hans & Jesús López

No sé en cuantas ocasiones nos podemos encontrar en nuestras vidas pasajeras con personas como Margarita, aunque aún existe algo mucho mejor, disfrutar de su amistad.

¿Conocernos? Fue una sencilla casualidad, las letras se encargaron de ello y concretamente, dos pequeñas amigas, una mariposa y una amapola. 

Describir a Margarita es sencillo, son de esas personas en la vida que tienes que conocer, describir a M. Hans, la escritora, es vibrar, es sentir como tu vida se tambalea ante alguien que encierra en su mirada tantas experiencias, tantas historias que sobrepasa las obras que ha escrito y tu propia vida.

Su palabra es sencilla, locuaz y te emocionará por su increíble sensibilidad y ese amor incondicional a la cultura, a la palabra.

Aún recuerdo un día, trabajando en el interior de aquel palacio, cada una de las letras que forman una palabra y conforman una frese para extenderse en un párrafo leído, vinieron de tal forma que aquel viejo edificio del siglo XVIII ya no volvió a ser el mismo, sugestión... no, saber escribir y transmitir a lo más profundo de la persona.

Y hace unos instantes, una tarde enmarcada en un lugar al cual le tenemos un cariño muy especial, estuvo llena de confidencias sobre nuestras obras, sobre las escritas y sobre esas mismas que hoy estamos escribiendo. Son instantes insustituibles cuando te describe su forma de crear, su forma de ver el mundo y transformarlo en letras de tinta.

La tarde fue breve, efímera, pero las sensaciones plácidas, intensas y duraderas. Estoy deseando de una próxima vez tras su próximo viaje en busca de nuevas historias, de nuevos renglones.


Presentación de Estatuas de Sal
(Imagen de el Grigo Información)


Presentación de Brumas del pasado.

La pequeña obra literaria de alas de amapola no pudo tener a mejor madrina.


Madrina de alas de amapola junto con la escritora Mª Carmen Fernández.


 


Mundo de cristal, Estatuas de Sal y Brumas del pasado.



....y que nos queda.... la complicidad de una amistad



lunes, 19 de agosto de 2019

en la luz de un farol

...y esa palabra perdida la encuentro pendida en la luz de un farol...


la llave de los sueños

los sueños permanecen esperando que la búsqueda los contenga en su camino


cuando no es así es porque falta ilusión, entonces deja de tener sentido, y es mejor aferrarte a los contenedores de sueños que reflejan tu esencia

siempre aparece la llave que abre la ilusión en el laberinto de la mecánica del corazón


si alguna vez la ves, no te lo cuestiones,
la última vez que se perdió, 
tardó años en aparecer,
la llevaba una niña prendida de su pelo

Isabel M. Parra

Texto Isabel M. Parra.
Ilustración de Jesús López.

domingo, 18 de agosto de 2019

la palabra perdida

...deambulo entre las calles hasta alcanzar el viejo molino, sus aguas posiblemente me traigan esa palabra perdida...



me acompañaron en la noche


Había una vez un baile en la profundidad de los mares, que estilizaba los deseos de quienes lo contemplaban. La primera fue la luna, que pidió de aquella melodía en sanguina, resucitar el azul. Después, fueron aquellos que se encontraban lejos del mar, querían reflejar en las estrellas la transparencia de un misterio.

Y así, de su vapor de agua, hicieron pinceles hasta la orilla, para dibujar con su canto de cuatro notas, poemas sin fin.

- Pintar es magia -dijo la más grade.

-Y escribir, seducción -contestó la pequeña.

Suenan las ballenas, las medusas y  las almas sobre un dibujo en movimiento.

Boceto de un cuento que respira bajo el mar.

Había una vez un sueño con escala en un espejo, en el que el mar sólo podía... sonreír.

A ellas que me acompañaron en la noche
A ti por hacerlas realidad.

Eva Inochi Cuentos
Escritora


Texto de Eva Inochi Cuentos.
Ilustración de Jesús López.

sábado, 17 de agosto de 2019

una habitación al atardecer


la creadora de sueños

Erase una vez una medusa transparente y suave a la que le gustaba danzar con la sal y la vida. Pero en su corazón añoraba conocer qué había sobre el fondo del mar.

Pidió un deseo y le fue concedido.

Su cuerpo se hizo fuerte y sus hijos tejieron velas, pensó que iba a flotar y así fue.

Hasta que un día, vio una gaviota pasar, sus velas se cubrieron de plumaje y su cuerpo se hizo cálido. El mar se transformó en cielo y la blanca espuma en nubes... y voló...


Margarita Hans
Escritora

(sanguina 30x40)

Gracias Margarita.
Texto de Margarita Hans, escritora.
Dibujo de Jesús López, escritor.

martes, 13 de agosto de 2019

de donde nacen los cuentos, las historias y las leyendas

Galería de la coracha de Setenil, en su excavación 
nos encontramos con cántaros de agua*.

Aquellas personas que habéis leído las leyendas de Bécquer e Irving, entenderéis mi pregunta con más facilidad, aquellas otras, aún estáis a tiempo. ¿Nunca os habéis planteado de dónde provienen algunos cuentos, algunas historias o algunas leyendas?

Pues esas escritas por Gustavo Adolfo Bécquer en sus Rimas y leyendas o por Washington Irving en los Cuentos de la Alhambra, o por quien escribe estas letras en Setenil. Cuentos, historias y leyendas, todas ellas tienen el mismo origen.

La gran mayoría habréis escuchado viejas historias de tesoros escondidos en profundas grutas, de enamoradas que esperaban a su amado, de su amado que quedaba esperando a su amada a la salida de una cueva o de aquella joven que iba a por agua y de la cual se enamoraba quien la veía por su sutil belleza, o de aquella joven que se bañaba de luz de luna a la salida de una gruta abierta en la pared de una montaña... pues todas ellas son la misma y todas ellas guardan un pequeño anhelo de verdad.

La coracha de Alhama de Granada guarda las mismas historias, 
las mismas leyendas, transmitidas de forma oral.

Antes de dedicarme a esa profesión que me lleva la mayor parte del día, leía todos aquellos libros que caían en mis manos, pero siempre ofrecía un espacio especial y me olvidaba del tiempo cuando tenía algunos de aquellos que hablaban del folklore. Por ellos guardaba una extraña atracción y una sutil predilección, de ahí, los estantes interminables de esas naves que han visto como he vaciado sus bodegas y las he llenado de otros muchos renglones, de otras muchas preguntas, de otras muchas respuestas.

Había una pregunta que siempre se mantenía, hasta que el mundo de la arqueología me ofreció una respuesta a todos esos libros que había leído y todas esas historias que me habían contado. Es verdad, no lo he dicho, yo soy una de esas personas que escucha a otra y escribe lo que dice, lo que cuenta, para que su conocimiento nunca se pierda y nunca sea olvidado.

Aljibe de la Fortaleza Nazarí de Setenil*.

La primera vez que escuché esa palabra fue de los labios de un amigo. Me encontraba sobre ella, se reía de mí porque no entendía la suerte que había tenido, aunque también decía que tenía que ordenar mis ideas y lo que sabía, porque aquel encuentro no era una casualidad, en absoluto, había encontrado algo realmente raro. Efectivamente así era, había encontrado como arqueólogo una construcción muy extraña y como amante de las letras y el folklore, la respuesta a muchas historias, aquella palabra, aquella respuesta era... coracha.

Un viaje espectacular por el interior de una leyenda. 
Mina de Ronda o Casa del Rey Moro de Ronda.
Coracha de Ronda.

Las corachas y concretamente, las de cierto período, estaban destinadas a la aguada, es decir, a proporcionar agua. Estas edificaciones se destacan, no ya por su dimensiones, sino por las galerías que ellas tienen con el objeto de tal fin, ese ha sido el recuerdo que ha permanecido vivo durante generaciones.


*LÓPEZ JIMÉNEZ, JESÚS., Setenil. Cuentos, historias y leyendas., Editorial La Serranía, Alcalá del Valle (Cádiz), 2016. págs.: 117 y 127.

Enlace a: Las corachas en al-Ándalus. Las corachas-minas en la frontera nazarí occidental.
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"alas de amapola" en "The Floor", el nuevo programa de Antena 3 presentado por Manuel Fuentes.

 " alas de amapola " en   " The Floor ", el nuevo programa de Antena3 presentado por Manuel Fuentes. Mi agradecimiento a...